Proverbios 10:10
“El que guiña el ojo acarrea tristeza; Y el necio de labios será castigado” (Pr 10:10).
Algunos hombres son astutos y causan verdadero daño. Algunos hombres hablan de más, pero hacen poco daño porque son necios. Compara estos dos tipos de hombres con perros. El ladrido de un perro suele ser peor que su mordida. Perro que ladra no muerde. Cuidado con un perro silencioso. Los perros tontos a menudo ladran mucho. El proverbio presenta dos personajes malvados, y se contrastan por el daño que hacen a otros o a sí mismos. ¿Cuál de estos dos hombres es el más peligroso?
La sabiduría es el poder del juicio correcto: la capacidad de discernir a una persona o situación y hacer lo que es más eficaz y prudente. Salomón usó este proverbio para advertir sobre el tipo de hombre sutil y astuto, ya que puede causar dolor y problemas en la vida de los demás. El hombre con mucha palabrería por lo general no es tan peligroso, y se autodestruirá por la insensatez de su propia boca. Aprende sabiduría para protegerte del peligro mayor.
El proverbio tiene dos cláusulas, contrastadas por la conjunción “y”. La primera cláusula describe a un hombre malvado, porque Salomón advirtió sobre él (Pr 6:12-15; Sal 35:19). La segunda cláusula describe a un hombre necio (Pr 10:8; 18, 6-7; 3 Jn 1:10). La conjunción “y” indica disyuntiva, en lugar de ser coordinante; es decir, describe un contraste. Ambos hombres son impíos, y ambos serán juzgados; pero uno es más peligroso que el otro.
Un hombre que guiña es peligroso, porque es sutil, engañoso, seductor y sinuoso. Es el perro que no ladra, que muerde sin previo aviso. Debes evitar a esta serpiente malvada, porque Dios te advierte con él de un peligro mayor. Cuidado con los hipócritas, que encubren las malas intenciones con buenas palabras y discursos bonitos (Pr 26:24-26; Ro 16:17-18). Estos mentirosos pueden llamar bromas a su intrigas, pero son peligrosos y deben ser evitados (Pr 26:18-19).
Esta persona astuta puede permanecer oculta. Puede que no la atrapen hasta el Día del Juicio. Es posible que los hombres necios nunca reconozcan el peligro, pero los hombres sabios aprenderán a identificarlo y evitarlo. Cuando un hombre rara vez habla directamente, sino que se basa más bien en insinuaciones y maniobras de manipulación, debes cuidarte la espalda. No se puede confiar en él, porque los hombres honestos nunca se comportan de esta manera. Has conocido a un perro que prefiere morder que ladrar.
Un necio que parlotea es un fanfarrón, porque parlotear es hablar sin ningún propósito real. Puede hacer poco daño. Es puro ladrido. Su mordida es menor que el ruido que crea. Se delata a los pocos minutos de conocerlo. Ladra pero no muerde. Está cayendo incluso mientras habla, porque los demás pueden reconocer fácilmente que es un fanfarrón necio y un jactancioso inofensivo. Cae en su propia trampa cada vez que abre la boca (Pr 10:14; 13:3; 14:3; Ec 5:3; 10:3,12-13).
No confíes en los que son aparentemente amistosos con gestos efusivos, exagerado lenguaje corporal, expresiones faciales o palabras halagadoras, pero muestran poca profundidad o sustancia en una conversación sobria, y carecen de una conducta celosa y piadosa (Pr 6:13; 7:10-21; 10:18; 23:6-8; 26:23-26; 27:6; 29:5). Suelen ser peligrosos, porque su corazón no está contigo. Si aprendes a identificar y a evitar estos peligrosos engañadores, te salvarás de muchos problemas.
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