Proverbios 10:5
“El que recoge en el verano es hombre entendido; El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza” (Pr 10:5).
La oportunidad es una bendición, un regalo de Dios. No todos tienen las mismas oportunidades de ganancia o beneficio. Cada año no proporcionará el mismo grado o tipo de oportunidad que el anterior. Cuando los hombres sabios ven una oportunidad, la explotan agresiva y diligentemente para obtener ganancias y honor. Los hombres necios la pierden o la derrochan para su propia pobreza y vergüenza.
Si Dios no proporciona oportunidades para el ejercicio de tu fuerza o ingenio, se desperdiciará. Pero cuando Dios por providencia proporciona una situación para reunir y aumentar, incluso aquellos deficientes en fuerza e ingenio pueden mejorar su situación. Napoleón estuvo de acuerdo con Salomón cuando dijo que la habilidad es de poca importancia sin la oportunidad.
Los hombres sabios ven una puerta de oportunidad y la atraviesan con celo apasionado: son apasionados por el potencial de una ventaja o ganancia extraordinaria. Los hombres necios no ven la puerta, o suponen que siempre estará allí, y se dirigen a casa con pasos perezosos: prefieren recrearse o dormir. Por lo general, las oportunidades no se pierden por completo; otros tomarán lo que tú pasaste por alto.
La razón por la que la mayoría de las personas no reconocen una oportunidad cuando se topan con ella es porque generalmente se viste con un overol y parece un trabajo duro. Tal es el hijo en este proverbio, que no le gusta el trabajo de recoger en una cosecha y en cambio prefiere dormir mientras otros trabajan. Lo hace a pesar del hecho de que la agricultura tiene su gran día de pago en la cosecha.
La oportunidad no está garantizada. La vida es un escenario cambiante de prosperidad y dificultad. El ciclo agrícola de la época de Salomón tenía una gran oportunidad durante la cosecha de verano. Los sabios juntaban gustosamente todo lo que podían con esfuerzo y tiempo extra. Los hombres necios temían las demandas adicionales y no podían ver la recompensa, por lo que minimizaban el tiempo en los campos calcinantes.
El rey Salomón también escribió: “Tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar” (Ec 3:6). Su sabiduría aquí es conocida por diferentes modismos en varios idiomas. ¿Has escuchado antes alguno de estos refranes? “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente”. “El que pestañea, pierde”. “Quien mucho duerme, lo suyo y lo ajeno pierde ”
Cuando los tiempos sean buenos, reúne todo lo que puedas y guarda algo para los tiempos difíciles que se avecinan. Dios envía adversidad y prosperidad, pero el proverbio te enseña a manejar ambas. Los ciclos económicos, la prosperidad, la depresión y la promoción son obra de Dios (Ec 7:14). Acumula diligentemente mucho cuando sea fácil, y tendrás más a lo que recurrir cuando sea difícil. No puedes jactarte del mañana, así que debes preverlo hoy (Pr 22:3; 27:1,23-24).
En esta parte de Proverbios, Salomón le dio a su hijo reglas para el éxito (Pr 10:1), y comenzó con reglas financieras. Enseñó rectitud en los negocios (Pr 10:2), providencia en los negocios (Pr 10:3) y diligencia en los negocios (Pr 10:4). La regla aquí es la prudencia en los negocios: usar diligentemente las oportunidades para acumular, porque un descuido perezoso de las oportunidades traerá pobreza. Incluso las hormigas saben trabajar duro y ahorrar en el verano (Pr 6:6-11; 30:25).
América ha sido una tierra de oportunidades durante mucho tiempo. Los sabios se han aprovechado de esta gran bendición, pero los necios la han despilfarrado. Muchos llegaron a sus costas sin nada, pero con trabajo duro y ahorros frugales se hicieron de bienes raíces sólidos. Otros, nacidos en la nación, pensando que tenían derecho a ventajas o que la prosperidad era fácil, desperdiciaron las muchas oportunidades de la nación para su propia pobreza y vergüenza.
Todo hombre, especialmente en las naciones bendecidas, tiene muchas oportunidades en educación, negocios e inversiones para progresar. Debe ver la oportunidad, estar preparado para ella y capitalizarla. La Biblia dice: “Tiempo y ocasión acontecen a todos”, pero ¿has aprovechado los tiempos y las oportunidades que Dios te ha dado? (Ec 9:11) La mayoría de las oportunidades se presentan en etapas más tempranas de la vida, ya que los hombres jóvenes tienen mayor impulso y flexibilidad que otros; las consecuencias de la pereza juvenil son mayores, por lo que el proverbio es principalmente para hombres jóvenes.
Joven, ¿estás corriendo por las puertas educativas para adquirir conocimiento, aprender habilidades valiosas o adquirir un oficio? ¿Estás utilizando tus ingresos actuales con gastos mínimos para acumular capital para futuras inversiones? ¿Estás construyendo relaciones con tu padre y otros contactos para futuras referencias? Joven, ¿estás trabajando febrilmente en una empresa conocida por promocionar desde dentro? ¿Sabes que soñar y dormir ahora te costará mucho más después?
Debes prepararte para las oportunidades. Un secreto para el éxito en la vida es que un hombre esté listo para su oportunidad cuando se presente. El hijo de este proverbio debería haber despejado su calendario, simplificado su vida, mejorado su fuerza, reunido sus herramientas y haber estado mentalmente enfocado para el máximo esfuerzo. Pensando financieramente, siempre mantén una buena liquidez de activos, excelente crédito, una reputación perfecta y un currículum actualizado, como parte de la preparación.
Si desperdicias la oportunidad, tientas a Dios (Lc 4:12). Él te dio los medios para el éxito, pero los descuidaste. Si tienes un talento, de cualquier tipo, no lo entierres. Cuando vengan problemas, Él no te escuchará, porque desperdiciaste Su don (Pr 1:20-32; 20:4; Mt 25:14-30). Si Él abre una puerta, de cualquier tipo, apresúrate a atravesarla con celo santo. David dijo: “Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros” (Sal 18:29). Muchos en el mundo tienen pocas oportunidades, así que aprovecha las que Dios te da. A quien mucho se le da, mucho se le demandará.
Eliseo le dio a Joás, rey de Israel, la oportunidad de determinar las victorias que Israel tendría sobre Siria, pero el débil rey solo golpeó el suelo tres veces (2 R 13:14-19). Eliseo lamentó por él no haber aprovechado mejor esta oportunidad divinamente concedida para exterminar a los sirios. ¿Cuántas oportunidades en tu vida has desperdiciado por solo golpear el suelo tres veces? Confiésalo. Pide humildemente otra oportunidad.
Cuando el árbol del dinero esté floreciendo, pódalo y ahorra gran parte de él. Cuando ocurra un cambio de personal en tu oficina, ubica el vacío y llénalo. Cuando una estrella en ascenso podría ser tu mentor o patrocinador, agárralo con ambas manos. Cuando un hombre exitoso te ofrece una parte de su acción, haz la investigación debida y sumérgete en la oferta. Cuando haya horas extras disponibles, ofrécete como voluntario por adelantado. Cuando estés leyendo la palabra de Dios y sientas iluminación y placer en tu alma, lee más tiempo para aprovechar al máximo esa gracia especial.
Hay más que oportunidades financieras, que también debes explotar con celo diligente. ¿Qué hay de la oportunidad de la sabiduría en este proverbio y su comentario? ¿Lo estás leyendo con un fervor encendido y una emoción santa? ¿Tienes la intención de acumular la más preciada de todas las mercancías: la sabiduría? ¿Estás meditando en cada oración? ¿Le pides a Dios que prospere tus esfuerzos para crecer en sabiduría? ¿O te quitará el poco conocimiento que tienes y se lo dará al hombre que se esfuerza más? (Lc 8:18)
¿Qué hay de la oportunidad de la convicción de agradar al Señor más perfectamente? Cuando estas temporadas de cosecha llegan a tu vida por la gracia del Espíritu Santo, ¿te precipitas por la puerta abierta para acercarte más que nunca al Dios vivo? ¿O estás tan encaprichado con el mundo que estas puertas abiertas parecen solo armarios vacíos en tu carrera por el pasillo de la vida hacia la vanidad y el exceso de esta generación profana, perversa y maldita?
¿Qué hay de la oportunidad de prepararte para estar ante el Rey de reyes y Señor de señores? Si comprendes la realidad de este evento que se aproxima, se te ha dado una bendita oportunidad. Pronto pasarás de este mundo bullicioso a través de la oscuridad de la muerte a la luz de Su gloriosa Presencia. Deberías, como el mayordomo infiel, estar poniendo un buen fundamento para el tiempo venidero (Lc 16:1-15; 1 Ti 6:17-19).
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