Proverbios 11:20
“Abominación son a Jehová los perversos de corazón; Mas los perfectos de camino le son agradables” (Pr 11:20).
¡Que diferencia! Algunos hombres son una abominación para Dios, y otros son su deleite. Esta diferencia en cómo el gran Dios ve a los hombres es severa. ¿Cómo te mira el Altísimo? ¿Te desprecia por tu corazón rebelde y obstinado? ¿O se regocija en ti por tus acciones justas? Las consecuencias aquí son muy grandes. ¡Examínate a ti mismo!
Aunque en estructura este es un proverbio típico, enseña una lección muy importante. No leas apresuradamente estas palabras. El Dios que gobierna el cielo y la tierra trata a los hombres de acuerdo con los pensamientos de sus corazones y su conducta. Él es enemigo de los impíos, pero es amigo de los que aman y viven la piedad. Es tu sabiduría considerar esta regla.
¿Qué es un corazón perverso? La palabra “perverso” significa malo, irrazonable, odioso, ingobernable. Describe a una persona desobediente, terca, impía. Un hombre con un corazón perverso está pensando y actuando regularmente en contra de la palabra de Dios.
Tal hombre es una abominación para Dios. Eso significa que el Señor lo detesta, lo aborrece, lo desprecia, lo odia. El rostro de un hombre refleja su bondad o resentimiento hacia otro. El rostro de Dios está “contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos” (Sal 34:16). Es algo terrible cuando Dios pone Su rostro contra un hombre (Lv 17:10; 26:17). Y esto incluye a los que con rebeldía erigen ídolos en su corazón (Ez 14:7-8).
Los rectos en su camino son lo opuesto a los perversos. Se humillan ante la palabra de Dios en cada decisión. Eligen la rectitud, sin importar el costo. Hacen lo que es correcto, honesto y justo con integridad. Al enfrentar las tentaciones de la vida, eligen lo que es correcto a los ojos de Dios. El contraste entre corazón en la primera cláusula y camino en la segunda cláusula enseña que las acciones de un hombre reflejan su corazón (Mt 15:17-20).
El rostro de Dios está hacia los hombres rectos, y los bendice. Sus ojos están sobre ellos, y Sus oídos atentos a sus oraciones (Job 36:7; Sal 33:18; 34:15). Se deleita en ellos para bien (Sal 84:11). “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (2 Cr 16:9).
El tema de este proverbio es lo que harás con tu corazón y tu vida. Si prosigues con rebelión o obstinación, pensando que sabes más, el Señor te despreciará. Si admites y confiesas tu necedad y encomiendas todos tus caminos al Señor, Él se deleitará en ti y te hará caminar sobre las alturas de la tierra (Dt 32:13-14).
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