Proverbios 1:32
“Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder” (Pr. 1:32).
¿Por qué la gente compra boletos de lotería? Ven la publicidad exagerada de un ganador y engañan a sus necios corazones. Los billetes de lotería son una pérdida segura y una trampa para gravar a los pobres, que no tienen ingresos imponibles. Sin embargo, los pobres los compran, porque los “ganadores” engañan sus mentes. Muestra un “ganador” (ignorando a millones de perdedores), y los pobres se volverán aún más pobres.
Cuando los hombres rechazan la sabiduría ofrecida por Dios (Pr. 1:20-29), Él los engaña con el falso éxito de los pecadores (Pr. 1:31-32). Ven que otros hombres rechazan la sabiduría de Dios y aparentemente se salen con la suya, por lo que siguen con valentía su ejemplo. Ven a los tontos disfrutando de una aparente prosperidad, por lo que los copian con confianza. En ambos casos, lo hacen a riesgo de su propia muerte.
Dios juzga y ciega a los hombres para la muerte y la destrucción. Él permite que los pecadores se salgan con la suya con la maldad por un tiempo para engañar a otros para que piensen que pueden hacer lo mismo. El mundo está lleno de “historias de éxito” de hombres que rechazaron la sabiduría de Dios. Pero ellos mismos están engañados, y son los medios de Dios para engañar a otros que también han rechazado su sabiduría.
Esta es una doctrina dura para aquellos que no conocen bien la Biblia. Si rechazas la verdad ofrecida por Dios, Él te cegará y te endurecerá para la destrucción (Ro. 1:18-32; 2 Ts. 2:9-12; Ez. 14:1-11; 1R. 22:19-22). La cura, la protección y el remedio son fáciles: ama y obedece toda la verdad que Dios te envía. Él te ha revelado la verdad y la sabiduría mediante la creación, la providencia, la conciencia y las Escrituras, este Proverbio y su comentario incluidos.
Los cristianos a menudo se preocupan por la aparente prosperidad y el éxito de los pecadores. Asaf vio prosperar a los impíos y casi abandonó su fe en Dios y su vida justa (Sal. 73: 2-14), pero el Señor le recordó la severa retribución futura para todos los hombres (Sal. 73:15-28). Entonces puedes leer: “No te impacientes a causa de los malignos” (Pr. 24:19-20; Sal. 37:1-20).
Dios puede optar por permanecer en silencio por un tiempo, y los pecadores tontamente piensan que Él aprueba su estilo de vida malvado porque no son juzgados de inmediato (Sal. 50:16-21). Pero Dios advierte que sin remordimiento Él juzgará terriblemente a los incrédulos (Sal. 50:21-22), y sólo aquellos que vivan en rectitud y le alaban recibirán su favor (Sal. 50:23). Considera bien este pasaje.
Estimado lector, los resultados no prueban nada. Moisés sacó agua de la roca (Nm. 20:7-12); los falsos profetas hacen milagros (Dt. 13:1-5); Israel obtuvo codornices en el desierto (Sal. 106:15). Si un vecino nunca disciplinó a sus “buenos hijos”, no lo consideres. Si un fornicario está viviendo una vida de lujo y placer, no lo tomes en cuenta. Corren a la muerte y al infierno sin remedio (Pr. 9:18).
El sabio Agur temía las riquezas y su efecto (Pr. 30:7-9). La prosperidad no ayudó a Israel, porque se rebelaron en su gordura (Dt. 31:20; 32:15-18). La belleza puede ser una maldición (Ez. 16:6-15). Y el éxito hizo que dos hombres ricos olvidaran sus almas (Lc. 12:15-21; Lc 16:19-31). La bondad de Dios debe llevar a los hombres al arrepentimiento (Ro. 2:4). Pero confían en su prosperidad y no ven el juicio venidero (Sal. 37:35-36; 92, 6-7; Jer. 48:11-13).
El Señor Jesucristo obtuvo mucho éxito en sanar y hacer milagros, pero mantuvo sus ojos en su gran obra en Jerusalén. Y aunque el diablo y los judíos le ofrecieron una gran posición y poder, rechazó a ambos para hacer la voluntad de Dios (Jn. 6:15; Lc. 4:5-8).
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