Proverbios 14:18 (N)

“Los simples heredarán necedad; mas los prudentes se coronarán de sabiduría” (Pr 14:18).

Los pobres se vuelven más pobres y los ricos más ricos, cuando se trata de sabiduría. Si eliges un enfoque tonto o terco de la vida, Dios se asegurará de que obtengas lo que mereces: necedad. Si en cambio eres sabio y prudente, Dios te dará aún más sabiduría.

Los hombres prudentes saben qué hacer en la mayoría de las situaciones. Son cuidadosos, cautelosos y discretos. Aprovechan las oportunidades de la vida y evitan las trampas. Son exitosos y honrados en la vida. Evitan el fracaso, el dolor y los problemas que deben soportar los hombres necios, que pierden o destruyen las oportunidades y caen en muchas trampas dañinas.

La lección es sencilla. La Dama Sabiduría honrará a tal hombre con mayor conocimiento. Al elegir temer a Dios y guardar Sus mandamientos, un hombre puede obtener la corona del conocimiento: será bendecido al saber qué acciones y cosas son mejores que otras. Pero si un hombre se niega a ser prudente y sabio, al rechazar a Dios y Su Palabra, entonces recibirá la necedad y el dolor y los problemas que los acompañan como su porción a lo largo de la vida.

¿Quién es un simple? Alguien que se niega a temer a Dios y humillarse ante Él para obedecer la Biblia. Confía en la inteligencia, los sentimientos, los hábitos, la opinión popular, la tradición o la educación mundana para guiarlo. El gran Dios diría que no sabe nada (Pr 9:13; Is 8:20; 1 Co 1:19-20; 3:19-20; 1 Ti 6:3-5,20-21; 2 Ti 3 :6-7). La simpleza es una elección, y muchos hombres la eligen todos los días: aman la necedad y eligen rechazar la sabiduría de Dios (Pr 1:22,32).

¿Cómo heredan necedad los simples? Al tomar decisiones sin el temor del Señor y la sabiduría de las Escrituras, pierden la verdad y terminan con el dolor disfuncional de los necios. Debido a una cosmovisión humanista y naturalista, el simple es un ignorante impotente ante la eternidad, la realidad, la verdad y la sabiduría. Arruina su vida en la tierra por estupidez y terquedad.

¿Quién es un hombre prudente? Uno que teme a Dios y estima recto todo precepto de la Escritura, y aborrece todo camino de mentira (Pr 1:7; 9:10; Sal 119:128). Rechaza cualquier otro criterio de verdad que no sea la Biblia. Él es muy superior a un hombre simple. Cuando se enfrenta a una nueva información, un hombre simple la cree; pero el hombre prudente es cauteloso y pesimista, porque busca todas las contingencias y consecuencias que el simple pasa por alto (Pr 14:15; 22:3; 27:12).

¿Cómo se corona de sabiduría el hombre prudente? Al ser cauteloso, crítico y pesimista sobre cualquier información fuera de la Biblia, somete toda información a una prueba definitiva: ¿Dios lo aprueba? Este mecanismo lo protege de delirios, fraudes, mentiras, estafas y trampas; promueve la justicia, la verdad y la sabiduría. Sabe qué hacer en cualquier situación. Tiene una gran sabiduría que el simple no puede encontrar (2 Ti 3:6-7).

¿Puede un simple convertirse en un hombre prudente? ¡Sí! Por eso Salomón escribió Proverbios (Pr 1:4). ¡Sí! Por eso Dios inspiró la Escritura (Sal 19:7; 119:130). La sabiduría se ofrece a lo largo de Proverbios y toda la Biblia, pero la mayoría de los hombres no la quieren (Pr 8:5; 9:4). Prefieren escuchar sus bajas pasiones y las ofertas de diversiones necias (Pr 9:13-18). Siguen a los seductores mentirosos, sean rameras, amigos, educadores o ministros (Pr 7:6-27).

El simple hereda necedad religiosa, porque no puede detectar las mentiras de los falsos maestros, porque ha rechazado el único estándar infalible para probarlos (Ro 16:17-18; 1 Jn 4:1-6). Pero el hombre prudente prueba todas las cosas (Hch 17:11; 1 Ts 5:21). Y ora a menudo para que Dios le revele más conocimiento (Sal 119:18; Fil 1:9-11; Stg 1:5). Está completamente convencido de que la Escritura es suficiente para todo lo que necesita hacer en la vida (2 Ti 3:16-17).

Hoy tomarás muchas decisiones, ya sea en base a tu corazón y mente simples, o en base al corazón y la mente infinitos de Dios revelados en la Biblia. O heredarás la necedad como resultado de tu elección, o serás bendecido y honrado con sabiduría. Es tu elección; te seguirán las consecuencias; y las sentirás por la eternidad.

El Señor Jesús enseñó que hay cuatro formas de responder a la predicación o a la Biblia: puedes responder con indiferencia, y el diablo te robará cualquier cosa que sea de utilidad. Puedes desanimarte con algunas dificultades, y abandonar la fe. Puedes distraerte con las atracciones de este mundo, y nunca lograrás nada. O puedes prepararte, enfocarte, revisar y aplicar lo que aprendes de las Escrituras y dar mucho fruto en tu vida.

Él resumió estas cuatro respuestas y las consecuencias para sus apóstoles de esta manera: “Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará” (Lc 8:18). Los pobres se vuelven más pobres y los ricos más ricos, cuando se trata de sabiduría. ¿Qué harás con la Palabra escrita de Dios y Su tema más grandioso, Jesucristo, hoy mismo?



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