Proverbios 14:22
“¿No yerran los que piensan el mal? Misericordia y verdad alcanzarán los que piensan el bien” (Pr 14:22).
Tu corazón y tu mente rara vez descansan. Siempre piensan. ¿Acerca de qué piensas? ¿Estás planeando algo bueno para Dios y para los hombres, o estás planeando el pecado para ti mismo?
Pensar el mal es un horrible uso para el corazón y la mente. Pero Dios dará misericordia y verdad a los que piensan el bien. Planear el pecado trae el odio de los hombres (Pr 14:17; 24:8) y el juicio de Dios (Pr 24:9; Gn 6:5-7). Limita tu corazón y tu mente a pensar en cosas buenas.
El Señor está en contra de los impíos y los castiga, y recompensa a los que hacen el bien (Pr 12:2; Ez 18:4; 1 P 3:10-12). Habrá recompensa para ambos: el pecador será juzgado y el justo será recompensado (Pr 11:31; 13:21; 26:10; 28:10; Sal 37:9).
Pensar el mal es pecado. Dios ve tu deseo como igual al acto, al que solo le falta la oportunidad. Salomón escribió: “El pensamiento del necio es pecado” (Pr 24:9). Jesús condenó mirar y desear a una mujer como adulterio (Mt 5:28). No olvides esta sobria lección. Las fantasías pecaminosas están mal; los malos pensamientos son pecado.
El Señor ve todos los pensamientos de cada corazón y recompensa a los hombres en consecuencia (Jer 17:10; He 4:12-13). El hecho de que no hayas cometido el pecado no te protege; planearlo en tu corazón es igual de malo ante Dios. Él te juzgará; es un error necio pensar que puedes acariciar un pecado y evitar el juicio de Dios al no concretar el acto.
Lot pensó tener éxito en Sodoma, pero mató a su mujer y redujo a sus dos hijas al incesto. David pensó que podía adulterar con Betsabé y nadie saldría lastimado, pero le costó varias vidas de su propia descendencia. Amnón pensó seducir a su hermanastra, pero el acto no coincidió con sus fantasías y le costó la vida (2 S 13:1-29).
Absalón conspiró para robar el reino, pero terminó con dardos en su pecho (2 S 18:14). Amán ideó la aniquilación de los judíos debido al gran odio hacia Mardoqueo, pero él y sus hijos murieron en su propia horca (Est 7:10). Más de cuarenta judíos estuvieron muy sedientos y hambrientos por haber hecho voto de no comer ni beber hasta que mataran a Pablo (Hch 23:12).
Los escribas y fariseos se fueron avergonzados después de traer una adúltera ante el Señor para ver si Él quebrantaba alguna ley (Jn 8:1-11). Ananías y Safira pensaron dar un gran regalo a la iglesia y quedarse con algo para ellos, pero ambos murieron en el intento. Y los predicadores afeminados de estos tiempos peligrosos verán sus engaños corruptos expuestos como vana palabrería (2 Ti 3:6-9).
Abraham pensó en el bien al enviar a su sirviente a buscar una mujer piadosa para Isaac, quien encontró fácilmente a Rebeca por la bendición de la misericordia y la verdad de Dios sobre Abraham (Gn 24:27). David pensó el bien al desear edificar una casa para Dios; y aunque Salomón la construyó, el Señor dio grandes promesas de misericordia y verdad a David y su familia (2 S 7:1-19; 23:1-5).
La misericordia y la verdad son grandes bendiciones individualmente, pero especialmente cuando se encuentran juntas. “La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Sal 85:10). Cuando se combinan en una frase, estos dos amables dones de Dios indican una bendición general.
Estas promesas de bendición son para aquellos que piensan en hacer el bien, los que planean, organizan y preparan el bien en sus vidas y por medio de sus vidas. La promesa de Dios es sustancial. Dirige tu corazón y tus pensamientos hacia hacer el bien, las obras piadosas para Su reino, y recibirás la recompensa. ¿En qué podrías pensar hoy que sería para la gloria de Dios y el beneficio de los demás?
¿Eres pródigo? ¿En el buen sentido bíblico? Significa ser de gran corazón, generoso, dador. Al ser generoso para con Dios y Su pueblo, Él te bendecirá en este mundo y en el venidero (Is 32:8; Pr 11:24; 1 Ti 6:17-19). Él te desafió a ponerlo a prueba, así que piensa y haz algunas obras generosas y ve Su bendición en tu vida (Mal 3:10; Lc 6:38).
¿Cómo recibes la predicación de la palabra de Dios? ¿Piensas en tu corazón que seguirás pecando y esconderás tu pecado? ¿Pospones el arrepentimiento y la conversión? ¿Te endureces contra las reprensiones del ministro y del Espíritu? No escaparás. Yerras fatalmente y serás juzgado severamente, como alguien a quien se le ha dado mucho.
Cristiano, si piensas en tu corazón aceptar la corrección y reprensión de la predicación, con la intención de implementarla de inmediato y por completo, hazlo hoy. Dios te bendecirá con misericordia y verdad y la gracia de Cristo en tu vida (Stg 1:25). Elige este día dirigir tu pensamiento, planificación y meditación solo hacia obras buenas y piadosas.
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