Proverbios 17:1

“Mejor es un bocado seco, y en paz, Que casa de contiendas llena de provisiones” (Pr 17:1).

¿Cuánto podría cobrar por hora el hombre más sabio de la tierra por consejos específicos para tu vida? $500 la hora? $5,000 la hora? ¡Pero aquí está la sabiduría inspirada de Dios por el rey Salomón de forma gratuita! Qué gloriosa bendición, si consideras y aprendes de este verdadero proverbio.

Como en muchos proverbios, el paralelismo contrasta dos cosas: lo correcto contra lo incorrecto. Un bocado seco podría ser galletas de agua y una casa llena de provisiones una cena de filet mignon con todos los aderezos. Dado que el pueblo de Israel comía algunos sacrificios, lo mejor de sus rebaños y vacas, Salomón describió aquí la mejor comida en gran y gratuita abundancia.

La quietud no es el nivel bajo de sonido, sino la falta de problemas, peleas, tribulaciones y vejaciones. Se contrasta con la lucha. Es un estado de calma, paz, descanso y seguridad (Pr 1:33; Jue 18:7; 2 Cr 20:30; Job 3:13; 21:23; 34:9; Sal 107:28-30; Ec 4:6; Ez 16:42). En un proverbio hermano, el contraste es entre el amor y el odio, lo que ayuda a explicar este (Pr 15:17).

El Predicador Salomón enseñó que las galletas de agua en un hogar tranquilo y pacífico son superiores a una cena de filet mignon con una familia tensa e infeliz. Aquí está la sabiduría para dirigir tus prioridades. Se debe poner más énfasis, tiempo, esfuerzo, dinero y valor en la paz y el amor en una familia, que en asegurar alimentos y cosas para la familia. Pero esta elección es totalmente contraria a esta generación carnal, codiciosa, avara y materialista.

Los estadounidenses profanos dicen: “El que muere con más juguetes gana”. Pero tu Creador te dice: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Ti 6:6; He 13:5). Aquí hay una opción: ¿sigues al estadounidense profano al infierno o a Dios al cielo? ¿Vives la vida de vanidad y aflicción de espíritu que promueve esta sociedad? ¿O eliges la prioridad del sabio, sabiendo que ya había probado ambos caminos por providencia divina?

Dos personas enamoradas pueden ser felices, disfrutar de paz y comprensión compartiendo galletas de mantequilla de maní, como lo saben las parejas que salen; y dos personas pueden sentirse miserables en medio del lujo cuando las diferencias y la amargura se han infiltrado. ¿Trabajarás para salvar tus relaciones?

¿Qué causa tensión, estrés y problemas en un hogar? Una mujer dominante es uno de los mayores culpables (Pr 7:11; 9:13; 12:4; 19:13; 21:9,19; 25:24; 27:15-16; 30:21-23). Habla demasiado, critica demasiado, corrige demasiado, argumenta demasiado, exige demasiado, se queja demasiado, se deprime demasiado, se estresa demasiado, sugiere demasiado y, en definitiva, convierte la vida en un infierno. Toda mujer piadosa debe odiar estas tendencias en sí misma y en los demás; y todo marido debe gobernar y educar a su mujer para que se libre de ellas.

Los escarnecedores arruinarán la paz del hogar (Pr 16:19,28; 22:10; 26:20-21). ¿Qué es un escarnecedor? Un necio altivo que con arrogancia desprecia la corrección y falta el respeto a la autoridad. Deben ser corregidos con vara y reprensión o sacados de la casa (Pr 26:3; 22:10; 24:9).

Un tonto en un hogar arruinará su paz, porque esa comida de filet mignon solo alimentará su pensamiento y habla tontos (Pr 31: 21-23; Ec 10: 12-15). ¿A cuántos padres les han robado la paz hijos necios? (Pr 10:1; 17:25) La necedad está ligada en el corazón de los niños, pero la vara y la reprensión ciertamente y siempre la corregirán (Pr 22:15; 29:15:17).

Una persona iracunda que presiona los asuntos arruina la paz de un hogar (Pr 15:18; 26:21; 29:22; 30:33). Por lo tanto, se debe seguir y hacer cumplir la regla de poner fin a toda ira antes de la puesta del sol (Ef 4:26). Que todo hombre y mujer sea tardo para la ira (Pr 14:29; 15:18; 16:32; Stg 1:19).

La amargura arruinará la tranquilidad de un hogar, porque es del infierno y fuente de confusión y de toda obra mala (Stg 3:14-16). El mandamiento es claro: desecha toda amargura, especialmente la del matrimonio (Ef 4:31-32; Col 3:19). Porque la sabiduría divina del cielo es pacífica, amable, fácil de tratar y ama hacer la paz (Stg 3:17-18).

El descontento crea una frustración perpetua, de modo que incluso una cena de filet mignon no puede traer paz y calma. La persona avara y codiciosa siempre está buscando más, y está en un constante estado de agitación pensando en ello (Ec 5:10; 2 S 13:1-2). ¡E incluso si pudiera obtener más, todavía desearía y lloraría por más en solo minutos!

Una familia con un padres malhumorados está condenada, porque esas personas débiles y malvadas marcan la pauta en la casa y en la cena por cualquier estado de ánimo necio que hayan permitido que abrume su alma (Pr 25:28). ¡El gozo es un mandato! (Fil 4:4; 1 Ts 5:16)

Un buen hombre puede destruir a todos estos enemigos de un hogar pacífico, porque será un ejemplo piadoso de paz y gozo, e impondrá la paz y el gozo en el resto de la familia. ¡Qué bendición para una mujer e hijos tener a un hombre así gobernando el hogar! ¡Que el Señor suscite hombres así en esta generación afeminada y frustrada!

Pablo hizo un excelente resumen del amor y la paz que deben caracterizar la vida de los cristianos, y dio los medios para obtenerlos (Col 3:12-15). Con tal paz y alegría como base, la vida puede ser una fiesta perpetua, sin importar lo que haya en la mesa (Pr 15:15).

Debes recordar que el éxito no es tener más cosas, sino contentamiento con las cosas que tienes (1 Ti 6:6). Sálvate de una generación engañada por la mentira de que la ganancia es piedad y felicidad. Puedes aprender a estar contento sin importar el precio de la cena (Fil 4:11-12).

¿Dónde pondrás tu énfasis? ¿En el tiempo, esfuerzo, dinero y valor? ¿En cosas? ¿O en la piedad y el contentamiento sin importar las cosas? ¡Ahora entrena a tus hijos para que hagan lo mismo!

Este proverbio se aplica también a la iglesia de Jesucristo. Una iglesia en paz, independientemente de las circunstancias, es superior a una iglesia en conflicto, aunque disfrute del lujo o del crecimiento. Es nuestro deber esforzarnos por mantener la unidad de la iglesia en el vínculo de la paz (Ef 4:3).