Proverbios 17:17

En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia” (Pr 17:17).

Un verdadero amigo nunca falla, pase lo que pase. Un verdadero hermano siempre está listo para ayudar en tiempos de necesidad o problemas. El rey Salomón describió a excelentes amigos y hermanos en muy pocas palabras. Debes preguntarte si eres ese amigo, y debes preguntarte si tienes tales amigos.

¡Dos son mejor que uno! La vida solitaria es triste y gris. Los buenos amigos ayudan de cuatro maneras: comparten los éxitos, ayudan cuando caes, brindan ánimo y sinergia, y ayudan a oponerse a los enemigos (Ec 4:9-12). Los hombres exitosos tienen grandes amigos.

Tales amigos no se encuentran fácilmente; son una bendición de Dios. Y tales amigos deben ser cuidadosamente preservados por esfuerzos cuidadosos (Pr 27:10) y amistad sincera (Pr 18:24; Jn 15:15). Si ofendes profundamente a un amigo, puede ser muy difícil recuperarlo (Pr 18:19). Busca amigos entre los santos celosos (Sal 101:4-8; 119:63; Tit 1:8). Son ganados por un corazón puro y un discurso lleno de gracia (Pr 22:11; 1 S 18:1). La vida santa trae amigos santos.

Jonatán y David eran amigos. Jonatán amaba a David como a su propia alma (1 S 18:1-4). David describió el amor de Jonatán como más importante para él que el de las mujeres (2 S 1:26). No había competencia ni envidia entre ellos. Se fortalecieron mutuamente en el Señor (1 S 23:16). Espalda con espalda con espadas en sus manos, ¡ningún enemigo podría tocarlos! ¡Cara a cara, ninguna mujer podría igualar su afecto! Su alianza de amistad, en vida y muerte, fue gloriosa.

Los hombres dicen: “La sangre es más espesa que el agua”, lo que significa que los lazos familiares son más fuertes que la amistad o el matrimonio. Pero los hijos de Dios saben mejor. Dicen: “La sangre es más espesa que la sangre”, lo que significa que el vínculo en Cristo, por Su sangre, es más fuerte que el vínculo de la familia. Los mejores matrimonios son cuando un hombre se casa con una hermana–su amiga en el Señor (1 Co 9:5). Ningún hombre ha abandonado a su familia por Cristo que no haya encontrado una familia mejor y más numerosa (Lc 18:28-30).

Los cristianos son los mejores amigos, porque Dios altera las almas para que coincidan. Temen al Señor, creen en la verdad, adoran a Jesucristo, siguen la sabiduría bíblica en la vida, tienen amor verdadero en sus corazones y saben que pasarán la eternidad juntos. Se exhortan y se reprenden mutuamente con justicia, que es más dulce que los besos (Pr 27:5-6,9). ¡El mundo no puede conocer tal unidad!

No importaba que Pablo estuviera en juicio por su vida, Lucas estaba allí (2 Ti 4:11). No importaba que Jesús fuera crucificado por judíos rabiosos, Juan estaba allí (Jn 19:26-27). Los amigos del buen tiempo, como se les llama, nunca están ahí cuando los necesitas (Pr 14:20; 19:4). Demas abandonó malvadamente a Pablo, pero Timoteo lo compensó con creces (2 Tim 4:10; Fil 2:19-22).

¿Qué clase de amigo eres? La primera lección de este proverbio es que te examines a ti mismo para ver si eres el único tipo de amigo que cuenta. ¿Qué tipo de amigos tienes? La segunda lección es examinar a tus amigos y asegurarte de tener los buenos.

Jesús de Nazaret, reinando como Rey en el trono de David, es el Amigo más grande. Él dio Su vida por ti; Él vive para interceder por ti; Él nunca te dejará ni te abandonará.




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