Proverbios 18:17

Justo parece el primero que aboga por su causa; pero viene su adversario, y le descubre” (Pr 18:17).

Cualquier hombre puede sonar razonable cuando habla primero y defiende elocuentemente su propia causa. La ausencia de hechos u opiniones contrarias, y sus apelaciones emocionales y fervientes, pueden hacer aparecer convincente todas sus afirmaciones. Cualquier cosa suena bien en el vacío. Pero todas las proposiciones deben ser probadas por argumentos opuestos para corroborar su validez. El erudito apóstol Pablo escribió sabiamente: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Ts 5:21).

Los políticos son conocidos por sus cantinfladas, afirmaciones generales y alocuciones conmovedoras. Pero sus promesas de prosperidad deben ser expuestas al debate público y a la dura realidad de los hechos. Los abogados litigantes se ganan la vida exponiendo las mentiras de los culpables y sus falsos testigos a través de contrainterrogatorios, opiniones de expertos y validación de pruebas parciales. La presunción del rico le lleva a exagerar cosas que los sabios pobres a menudo pueden detectar (Pr 28:11).

¿Estás seguro de que tienes razón sobre un tema? ¿Tienes una idea que quieres llevar a cabo? ¿Estás seguro de que una proposición es la válida? ¿Estás confundido por un testimonio que no coincide con la experiencia? ¿Has escuchado argumentos que sabías que estaban mal pero sonaban bien? Aquí hay una regla para recordar: cada tema debe examinarse detenidamente para determinar su validez y veracidad.

Salomón escribió este proverbio para enseñar a su hijo una sabia discreción al juzgar acusaciones, declaraciones y proposiciones. ¡Esto es sabiduría, el poder del juicio correcto! La verdad puede resistir un examen intenso, pero la mayoría de las causas no son verdad. Cuestionar afirmaciones sin fundamento a menudo las expondrá como falsas y frívolas. “El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos” (Pr 14:15). El escepticismo triunfa sobre el optimismo.

Los sabios prueban todas las cosas. No les importa ningún un lado de un argumento más que otro. Varias expresiones de uso común describen la pertinencia de este proverbio: conflicto de intereses, involucramiento emocional, participación de terceros, transacción en condiciones de plena competencia, contrainterrogatorio, abogado del diablo, etc. Los buenos sistemas legales están diseñados para garantizar que se escuchen ambas versiones de una causa, y que todas las partes en juego puedan contrainterrogar a los testigos de uno y otro lado.

Los sabios prueban todas las cosas. Los judíos y los romanos permitían que el acusado se defendiera antes de dictar sentencia (Jn 7:51; Hch 25:16). La Ley de Moisés requería una investigación diligente en todo asunto de oídas (Dt 13:12-18; 17:2-7), y no aceptaba el testimonio de un solo hombre en ningún asunto (Dt 19:15). Una de las grandes prerrogativas de los reyes, o de cualquier persona con autoridad, es hacer tales inquisiciones (Pr 25:2). Agripa, Félix y Festo sabiamente permitieron que Pablo se defendiera contra Tértulo y los judíos (Hch 24-26).

Los sabios prueban todas las cosas. Pablo elogió a los de Berea por verificar su predicación con las Escrituras (Hch 17:11). El Señor Jesús nos dice que juzguemos con justo juicio, no por las apariencias (Jn 7:24). Puesto que todo camino del hombre es recto a sus propios ojos, una multitud de consejeros puede salvarte del engaño en tu propia causa (Pr 12:15; 15:22). En lugar de esconderse del examen, los hombres sabios exponen las ideas a los desafíos y preguntas de los hombres informados.

Solo se necesita un poco de conocimiento para creer algo; algo más conocimiento para enseñarlo; pero mucho conocimiento para defenderlo. Por lo tanto, someter un tema controvertido u opinión a un escrutinio cuidadoso es una manera sabia de protegerte del peligro de tu propio corazón (Jer 17:9). Los consejeros prudentes determinarán rápidamente la validez de tu brillante idea. Si te apresuras a adelanta tu brillante idea sin dejar que sea probada, tu prójimo puede avergonzarte (Pr 25:8).

Los consejeros matrimoniales prudentes usan solo un oído cuando una persona tiene problemas, porque saben que un matrimonio tiene dos cónyuges con dos perspectivas y dos conjuntos de hechos. Se te dieron dos oídos para escuchar ambos lados en tales situaciones. La prisa por responder asuntos controvertidos después de escuchar solo un lado es una completa insensatez (Pr 18:13). Si escuchas las quejas de una una sola persona, entonces limita tu consejo a los deberes de esa persona solamente.

Examina (confronta, prueba) todas las cosas con la Palabra de Dios (Hch 17:11; 1 Ts 5:21). Las organizaciones religiosas que mantienen su doctrina fuera del escrutinio son peligrosas. Roma lo hizo durante 1500 años al prohibir las Escrituras al público en general y usar solo el latín en sus servicios. El protestantismo lo hace negando que cualquier Biblia en inglés sea Escritura y usando hebreo y griego de “originales” imaginarios. Prueba cada afirmación religiosa de las Escrituras que alguien haga (Sal 119:128; Is 8:20; 2 Ti 3:16-17).

¡Aquí hay sabiduría! Ignora los reclamos y las quejas hasta que se pruebe su validez mediante una investigación cuidadosa, testigos contrarios, inquisición diligente o contrainterrogatorio. No impongas una nueva idea, controversia u opinión sin exponerla a desafíos y preguntas por parte de sabios consejeros u oponentes. Al discutir un asunto, honestamente da la posición contraria también. Si eres un predicador, incluye objeciones a tu doctrina para instruir a los oyentes, reforzar la verdad y silenciar a los adversarios.

El Señor Jesucristo tuvo una causa, la más grande de la historia, la gloria de Dios, la salvación de sus elegidos y la declaración de la verdad. Él fue el primero en su causa y la abrió a la vista de críticos y enemigos (Jn 18:19-21; 3:1-3; 7:26; 8: 2; Mt 4:23; Lc 19:47; Hch 10:36-42). Con una honestidad y rectitud impecables, nadie pudo probar un solo argumento como falso (Mr 14:55-59). Su rectitud los condenó, incluso al ladrón insolente a uno de sus lados.

Por tanto, Él es el Testigo Fiel y Verdadero (Ap 3:14; 1:5; 19:11). Puedes creer plenamente en Él y en Su causa, porque es la más pura y preciosa que jamás escucharás o necesitarás. Desecha todos tus argumentos y pensamientos contrarios o de duda: corre hacia Él por fe y cree cada palabra de Él y acerca de Él en las Escrituras. Nunca te avergonzarás ni te confundirás por hacer esto, por los siglos de los siglos (Is 45:17; Ro 10:11; 1 P 2:6). Amén.




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