Proverbios 19:12
“Como rugido de león es la ira del rey, pero su favor es como el rocío sobre la hierba” (Pr 19:12—Traducción literal de KJV).
El respeto y la sumisión a la autoridad es una ley de la sabiduría. Cumplir esta ley puede ayudarte mucho, quebrantarla puede hacerte mucho daño (Pr 16:14-15). El rugido de un león, audible a más de ocho kilómetros en la noche africana, causa terror en los corazones de los hombres como un rey airado puede causarlo en sus enemigos. Así como el rocío nutre la yerba para que crezca y prospere, así el favor de un rey puede traer éxito. La lección es un recordatorio para honrar y obedecer a todos los que tienen autoridad por las ventajas obvias de tal práctica.
Si te rebelas contra una autoridad, estás rogando por dolor y angustia, porque ella tiene poder y fuerza (Pr 16:14). ¡La rebelión es tan sabia como enfrentarse desarmado a un león en la noche! (Pr 20:2) Por supuesto, algunos necios son tan arrogantes y rebeldes que se resisten a la mayoría de las autoridades que encuentran. Pero su final es tan seguro como el nativo atrapado por un devorador de hombres en la oscuridad. Dios y los hombres los devorarán (Pr 17:11).
Si obedeces y sirves a la autoridad de un estado, obtienes de él la paz, la protección y la provisión que pueden ayudarte y promoverte a ti y a tus esfuerzos (Pr 16:15). La obediencia a esta ley puede ayudarte y nutrirte tanto como la humedad proporciona a la yerba el sustento necesario para la vida y el crecimiento. Tener amigos en los lugares altos es una de las reglas más simples de la sabiduría para tu éxito. Es sólo el orgullo y la estupidez lo que hace que los hombres desperdicien esta oportunidad ofendiendo a la autoridad.
Honrar y obedecer al gobierno civil es sabiduría práctica. Pero también es una ley de Dios, quien escogió la palabra dioses para los gobernantes civiles, y exige que los hombres los respeten y se sometan a ellos (Ex 22:28; 1 S 24:6; 26:9; Ec 10:20; Hch 23:5; Ro 13:1- 7; Tit 3:1-2; 1 P 2:13-17). Hablar en contra de los gobernantes es la marca distintiva de un réprobo, y la mejor cura para tales pervertidos es dejarlos cosechar el fruto de su rebelión (2 P 2:10-12; Jud 1:8-10).
¿Qué debes hacer cuando una autoridad está enojada contigo? Replica humildemente con respuestas blandas y corrige tus errores. Salomón escribió: “Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; el que lo enfurece peca contra sí mismo” (Pr 20:2). Y: “Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar; porque la mansedumbre hará cesar grandes ofensas” (Ec 10:4). Y además: “Con larga paciencia se aplaca el príncipe, y la lengua blanda quebranta los huesos” (Pr 25:15).
¿Eres sabio en este asunto del sometimiento a la autoridad? Comenzando con el gobierno civil, ¿estás impecablemente libre de fraude fiscal, lenguaje irrespetuoso o violación de alguna ordenanza? ¿También honras y obedeces a tu jefe, porque Dios espera eso también? (1 Ti 6:1-2; Tit 2:9-10; 1 P 2:18-22) Mujer, ¿te sometes y respetas a tu marido? (Ef 5:33; 1 P 3:6) Miembro de la iglesia, ¿te sometes a tu pastor? (1 Ts 5:12-13; He 13:7,17) Hijo, ¿honras a tus padres, incluso con tus expresiones faciales? (Pr 20:20; 30:17; Ef 6:1-3)
La regla de la sabiduría en el proverbio se aplica a todas estas esferas de autoridad. ¡Si te rebelas contra la autoridad, serás comido vivo! Si te humillas a respetar y obedecer la autoridad, encontrarás el favor y la bendición de Dios y de los hombres. No te proteges rebelándote contra la autoridad: te proteges sometiéndote a la autoridad y asegurándote tanto su favor como la bendición de Dios. Esto es sabiduría. ¡Apréndela!
La autoridad se originó en Dios. Todas las demás esferas de autoridad son por Su designación y ordenanza (Ro 13:1-7). El diablo por orgullo no se someterá a Dios, y pasará la eternidad en el infierno por su rebelión. Desde la autoridad de un rey hasta la autoridad de un padre y pasando por todas las autoridades intermedias, serán defendidas por Dios. Estás arrastrándote desnudo en una jungla infestada de leones cuando te opones a las autoridades designadas por Dios. ¡Serás comido vivo! Y perderás la bendición, el placer y la prosperidad de someterte a ellas por fe y confianza en Dios.
También hay una lección indirecta aquí. Si eres un líder en cualquier posición, debes recordar el terror que causa tu desaprobación y la alegría que trae tu aprobación. Los reyes deben practicar la misericordia (Pr 20:28). Los jefes y patrones deben ser justos y equitativos (Pr 29:21; Col 4:1). Los pastores deben ser veraces e imparciales (Ez 13:22; 1 Ti 5:21). El marido no debe abatir a la mujer con amargura (Col 3:19). Los padres y las madres deben evitar destruir a un hijo con una crianza crítica y autoritaria (Ef 6:4; Col 3:21). Considera bien estos recordatorios.
¡Tú tienes un Rey, aunque tu nación no lo tenga! Nabucodonosor, por la providencia de Dios, fue el rey más glorioso y temible de la historia mundial. Cambió la religión de su imperio e impuso el total cumplimiento de la pena de que fueran quemados vivos todos los que lo desobedecieran (Dn 3:1-7). Podía tomar los miembros deshonestos de su gabinete, o a ciudadanos rebeldes, y cortarlos en pedazos y convertir sus casas en muladares (Dn 2:5; 3:29). Pero él no era nada comparado con el Rey de reyes y Señor de señores: Jesús el Cristo, el Hijo de Dios. “Honra al Hijo, para que no se enoje, y perezcas en el camino; pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en Él confían”. (Sal 2:12; 2 Ts 1:7-10; 1 Ti 6: 13-16; Ap 19: 11-21).
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