Proverbios 20:30

“Los azotes que hieren son medicina para el malo, Y el castigo purifica el corazón” (Pr 20:30).

El castigo corporal funciona. El dolor es un disuasivo eficaz y un instructor eficiente. ¿Crees en ambas reglas a pesar de lo que digan hoy los tontos afeminados y los bienhechores sociales?

¿Por qué tienes cuidado con el fuego? ¿Estudiando las leyes y teorías de los combustibles, el calor, la oxidación, la combustión y la termodinámica? ¿Teorizando por qué el fuego hiere y destruye? O porque sentiste el punzante aguijón del fuego cuando eras joven. ¡Ah, sí, el fuego duele!

Si quieres ser sabio, y Proverbios fue escrito para eso, entonces sométete a la palabra de Dios. Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso (Ro 3:4; Sal 119:128). Dios y Salomón tenían más sabiduría sobre la modificación del comportamiento que cualquier hombre, grupo de hombres, institución o teoría sobre la tierra. Dado libremente sin cargo, lo escribieron para tu gran beneficio y éxito.

La necedad y la maldad son rasgos humanos terribles, que causan mucho dolor y sufrimiento, incluyendo vidas y propiedades arruinadas y muerte. ¿Cómo se pueden reducir estos rasgos? El pecado es más que un mal hábito; es la reacción innata de los rebeldes engañados (Jer 17:9). La mayoría de los hombres deben ser golpeados, magullados y heridos antes de que cambien o mejoren. Esta es la lección.

¿Hieres sabiamente a quienes lo necesitan? ¿Recibes bien las heridas cuando las necesitas? No te resistas a la sabiduría que se enseña aquí. El castigo severo y sabio es mucho menos doloroso que la voluntad propia desenfrenada o la rebelión obstinada. Un tonto que no es corregido le costará a sí mismo y a quienes lo rodean mucho más que el pasajero dolor de una paliza. Esta es la aplicación.

Los padres deben expulsar la necedad de los hijos con la vara (Pr 22:15; 23:13-14); Dios aleja a azotes la necedad de sus hijos (Pr 3:11-12; He 12:5-11); los amigos se corrigen con golpes verbales (Pr 27:6; Sal 141:5); y Jesús fue magullado y herido por nuestras iniquidades (Gn 3:15; Is 53:5,10). El castigo corporal reduce en gran medida los delitos. Este es el resultado.

Hasta las últimas décadas de pensamiento perverso y de hablar en voz alta por parte de los ingenieros sociales, todo el mundo sabía que el castigo corporal funcionaba. Solían decir: La letra con la sangre entra. En una sociedad sabia, los magistrados golpean a los criminales (Dt 25:2-3), y los patrones golpean a los empleados infractores (Pr 29:19; Ex 21:20-21).

La sabiduría inspirada de Salomón es despreciada hoy. Los soñadores sociales y los educadores arrogantes enseñan que la adulación y la libertad funcionan mejor que el castigo corporal. Lee Cuidado de bebés y niños de Benjamin Spock. Hacen todo lo que pueden para prohibir las nalgadas de los padres a los niños, al igual que prohibieron la flagelación para mantener el orden y la disciplina en las escuelas, el ejército y la sociedad. ¡Pero mira los resultados! ¡Han fracasado miserablemente!

¡Qué hermoso proverbio! Aquí se ve la naturaleza de los proverbios tan claramente como en cualquier otro lugar. Las palabras se eligen y arreglan para crear la máxima belleza, fuerza y ritmo; pero el sentido está ligeramente escondido para que lo descubras y lo disfrutes. ¿Puedes encontrar algunas metonimias?

Considera las palabras del proverbio. Cuando una parte del cuerpo ha sido golpeada, el lugar a menudo se vuelve azul. Lo llamamos “moretón”. La primera cláusula mediante el uso de la metonimia enseña que herir adecuadamente con fines correctivos ahuyentará la insensatez. El castigo corporal es un medio ordenado por Dios para expiar el pecado (Pr 13:24; 19:18; 22:15; 23:13-14; 26:3; 29:15).

Ten en cuenta las metonimias. Los moretones no corrigen a los rebeldes. El castigo corporal bien aplicado los reforma, lo que crea heridas, que muchas veces se vuelven azules. Estas son metonimias, la sustitución de una cosa por otra relacionada. Esta es la metonimia del efecto, donde se pone el efecto por la causa, los moretones o heridas azules por el castigo que las produce.

Los “azotes” son metonimia de efecto para golpear con una vara (Pr 17:10; 19:29; Sal 89:32; Dt 25:2-3), y “corazón” es metonimia de la persona entera: espíritu, alma y cuerpo (Pr 18:8; 20:27; Job 32:18-19; Sal 44:25). Los azotes, aplicados en la espalda con una vara, con el fin de corregir la conducta, tendrán el resultado de purificar el corazón (Pr 17:10; 19:29; Sal 89:32; Dt 25:2-3).

Este hermoso y sabio proverbio enseña la ordenanza de Dios del castigo corporal. Pero el mundo ilustrado de hoy prefiere la oscuridad de las especulaciones pervertidas de los educadores. ¡Succionarán a un millón de bebés en pedazos desde el útero de sus madres mientras protegen a los adolescentes y criminales de ser tocados! Estas personas perversas son los corruptores diabólicos de las naciones, y los resultados de sus políticas son visibles en todas partes.

Los caballos han sido sujetos y entrenados con dispositivos físicos durante varios miles de años, y también los necios (Pr 10:13; 26:3). ¿Qué jinete montaría un pura sangre de 500 kilos y esperaría controlarlo en la salida y ganar una carrera sin freno, riendas ni látigo? Si a estas bestias brutas se les puede enseñar maniobras cuidadosas y el máximo esfuerzo para lograr los objetivos deseados, ¿cuánto más las mentes racionales de los niños y los hombres? ¡Que Dios sea veraz!

Con solo unas pocas lecciones apropiadas de una vara, los niños se convertirán en adultos maduros y sabios (Pr 22:6,15). Aliméntalos durante 17 años sin esta herramienta, y tendrás un hijo que te avergonzará, arruinará también su vida y será una carga para los que lo rodean (Pr 23:13-14; 29:15). El autocontrol necesario para prosperar y tener éxito en la vida es traído por la vara y la reprensión. Corrige a los hijos, y ellos te darán descanso y deleite (Pr 29:17).

Deja que los padres recuerden la regla: la vara funciona. Que los directores de escuela y los magistrados lo consideren: la vara funciona. Deja que los amigos recuerden: los reproches agudos funcionan. El uso sabio del castigo corporal corregirá a los necios y pecadores y reformará el corazón. Este no es un consejo fantasioso de un ignorante: ¡son reglas inspiradas del hombre más sabio que haya existido! ¿Eres lo suficientemente sabio como para comprender quién tiene razón? ¿Dios y Salomón, o Ben Spock y la UNICEF?

Todo hombre reciba con gratitud y humildad las heridas de Dios y de los hombres, porque están destinadas para su aprendizaje (Pr 3:11-12; 9:7-9; 27: 5-6; Sal 141:5). Sin ellas, no hay evidencia de que ni Dios ni los hombres te amen, y no hay esperanza para tu mejoría o perfección. Debes buscar una iglesia donde te hieren semanalmente por la predicación.

Algunos hombres naturales limitan este proverbio a un consejo médico tonto. Dicen que el color azul alrededor de una herida es evidencia de que se está purgando la infección. Y dicen que los músculos abdominales desarrollados (un paquete de seis calugas en el vientre) promueven la salud de los órganos internos inferiores. ¡Qué parodia ignorante de interpretación! ¡Olvídala!

Dios odia el pecado, pero ama a Sus elegidos, por lo que Él magulló e hirió gravemente al Señor Jesús por los judíos y los romanos. Durante las horas que precedieron a Su muerte, se puso azul por muchos moretones heridas y muchas llagas cubrieron Su espalda. ¿Por qué? Porque Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades, castigado por nuestra paz, y por Su llaga fuimos nosotros curados (Is 53:5,10). ¡Sus llagas azules y los muchos latigazos que Él recibió nos limpiaron de todo mal!




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