Proverbios 22:19 (NE)

“Para que tu confianza sea en Jehová, te las he hecho saber hoy a ti también” (Pr 22:19).

¿Estás agradecido por las palabras? ¿La parte más pequeña del lenguaje que transmite significado? Las palabras ciertas de verdad, que traen sabiduría y conocimiento, son necesarias para conocer y creer en Dios. Comunican las cosas excelentes que Él ha preparado para sus elegidos (1 Co 2:1-16). Dios le había enseñado a Salomón la importancia de las palabras, por lo que este rey sabio les recordó a sus lectores que consideraran el gran regalo que Dios les dio: fidedignas palabras de verdad (Pr 22:17-21).

También se necesitan palabras específicas para responder adecuadamente a las preguntas (Pr 22:17-21). Los cristianos deben dar una respuesta razonable por su esperanza en Dios a los que les preguntan, y una razón requiere un uso inteligente y lógico de las palabras (1 P 3:15; 1 S 12:7; Is 41:21; Hechos 24:25 ). Lucas escribió dos tratados de muchas palabras cada uno a un noble griego llamado Teófilo para probar los hechos del evangelio acerca de Jesucristo y sus apóstoles (Lc 1:1-4; Hch 1:1-4).

Dios escogió comunicarse con Sus hijos elegidos por medio de palabras. Podría haber creado videos musicales; un libro ilustrado elaborado con escenas conmovedoras; sentimientos cálidos y confusos expresados mediante dramatizaciones; cánticos en árabe; murmullos en hindi; lenguas carismáticas o una comida especial para transmitir la verdad. Pero Él escogió la enseñanza de Sus palabras inspiradas (Dt 4:1-19; 6:4-9; 8:3; 11:18-21; 12:28-32; 17:18-20; 18:18-19 27:1-3,8,26; 28:14; 29:19-20,29).

La confianza en el Señor no se basa en los sentimientos, sino en la fe, que precede a los sentimientos; y la fe suele ser contraria a los sentimientos. Engañoso sobre todas las cosas es tu corazón y desesperadamente perverso (Jer 17:9-10), y debes creer en esta acusación para ser salvo de ese mentiroso interior (Pr 28:26; 26:12). En cambio, pon toda tu confianza en la revelación escrita de Dios y rechaza todo lo que la contradiga, ya sea que venga de dentro o fuera de ti.

La Biblia tiene las palabras de Dios, preservadas cerca de 4000 años (Sal 12:6-7; Is 30:8; Mt 5:18; 1 Co 2:13; 14:19; 1 Ti 4:6; 6:3; 2 Ti 1:13). Cada palabra es necesaria para que el hombre viva la vida de fe (Dt 8:3; Lc 4:4). Jesús y Pablo argumentaron a partir de palabras extractadas (Mt 22:32,43; Jn 8:58; 10:35; Gl 3:16; 4:9; He 8:13). Dios juzgará a los editores y lectores de versiones modernas que alteran, eliminan y agregan palabras (Pr 30:5-6; Ap 22:18-19).

La mejor base para la verdad y la fe que puedas tener es la Biblia, que es más segura que la propia voz de Dios desde el cielo en presencia de Jesucristo, Moisés, Elías y tus dos mejores amigos. Esto es lo que escribió Pedro sobre su experiencia en el monte de la transfiguración (2 P 1:16-21). Con las palabras de Dios para dirigir tus pensamientos y pasos por la vida, estás completamente preparado para ser un conquistador del mundo (Sal 119:105; Ro 10:17; 1 Jn 5:4).

La predicación bíblica se describe claramente en la Biblia, y no se parece en nada a las charlas motivacionales de los pastores sensibles al oyente contemporáneo (Neh 8:8). Hay tres pasos: leer las palabras, explicar las palabras y aplicar las palabras. No necesitas acordes intermitentes del órgano, figuras gráficas de franela en un tablero, un baile interpretativo, un brazalete que diga: ¿Qué haría Jesús?, o diapositivas. “Predica la palabra”, manda Pablo (2 Ti 4:1-2). ¿Cómo? ¡Predicando palabras!

Los elegidos de Dios aman tal predicación. El Espíritu Santo elogió a los bereanos por ser más nobles que los tesalonicenses. ¿Por qué? Porque recibieron tal predicación con una mente pronta (Hch 17:11). Jesús les dijo a Sus apóstoles que eran bendecidos por escuchar Sus palabras (Mt 13:16-17). Entonces ellos a su vez enseñaron las palabras de verdad a otros (Hch 5:20; 10:22; 13:42; 26:25). ¿Está agradecido por la sana predicación bíblica de palabras? ¡No muchos lo están! (2 Ti 4:3-4) Es un buen día y una gran bendición cuando se te dan a conocer las palabras de verdad.