Proverbios 22:23

“Porque Jehová juzgará la causa de ellos, y despojará el alma de aquellos que los despojaren” (Pr 22:23).

Los pobres y los débiles tienen un Amigo poderoso. Si te metes con ellos, Él se meterá contigo. Es una regla de piedad y sabiduría tratar a los oprimidos y vulnerables con gran cuidado. La Biblia menciona a menudo a los huérfanos y las viudas como los que merecen un trato especial, pero la regla se aplica a cualquier persona afligida, desamparada, pobre o necesitada (Pr 23:10-11; 31:8-9).

Con pronombres en este proverbio, debes encontrar los antecedentes en el contexto. Salomón acababa de escribir: “No robes al pobre, porque es pobre, ni quebrantes en la puerta al afligido” (Pr 22:22). El Señor defenderá “su” causa, es decir, la causa de los pobres y afligidos. El Señor despojará a los que los despojan, es decir, a los pobres y afligidos. Si afliges o dañas a una persona pobre y ya afligida, el Señor la defenderá haciéndote daño.

La regla es simple: no te aproveches económicamente de una persona pobre, ya que su pobreza la hace más vulnerable; no ejerzas reclamos o derechos contra personas apesadumbradas o en penuria. Usando el ejemplo de los huérfanos y las viudas, considera las repetidas advertencias de Dios (Éx 22:22-24; Dt 24:17; 27:19; Mal 3:5; Stg 1:27). Usando el ejemplo de los pobres, considera Sus repetidas advertencias adicionales (Pr 14:31; 17:5; Ex 22:25; 23:6; Dt 15:7-11; 24:12-15).

¿Cuán severa es la venganza de Dios contra los que dañan a los débiles y necesitados? “A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos” (Ex 22:22-24). ¡Esto es un asunto serio! ¡Ayudar a los indefensos es sabio! ¡Lastimar a los indefensos es un suicidio! No te preocupes por la opresión que no puedes detener, porque Su Amigo está mirando (Ec 5:8).

Lector, estás tentado a pensar: Pero nunca he robado a los pobres, y nunca he oprimido a los afligidos. ¿En serio? Veamos. Si eres marido, ¿has lastimado alguna vez a tu esposa, el vaso más frágil, con amargura? (Col 3:19; 1 P 3:7) Si eres padre, ¿alguna vez has lastimado a tu hijo con un enfoque crítico, duro o autoritario? (Ef 6:4; Col 3:21) Si eres un empleador, ¿alguna vez has incumplido un compromiso? (Stg 5:1-5) ¿Alguna vez has  abusado de los servicios de otros miembros de la iglesia? (Jer 22:13-14)

Raquel oprimió a Lea, por lo que Dios le dio a Lea tres veces más hijos, y Raquel murió al dar a luz (Gn 29:31; 30:14-16; 35:16-20). Penina oprimió a Ana, la otra esposa de Elcana, por lo que Dios le dio a Samuel, y otros cinco hijos junto con el corazón de su marido (1 S 1:1-6; 2:21). Judas Iscariote oprimió al Señor Jesucristo, por lo que Dios esparció sus entrañas por el campo y lo cortó a él y a su familia de cualquier misericordia en este mundo o en el venidero (Sal 109:1-20).

En lugar de que el Señor Dios de los cielos planee contra tu vida y arruine tu alma, ponlo de tu lado siendo un benefactor de los pobres y necesitados (Pr 19:17; 28:27; 31:8-9). Esta es una simple regla de sabiduría para tu prosperidad y éxito. Piensa en lo maravilloso que sería el mundo si la sabiduría de Dios fuera practicada por más de unos pocos.





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