Proverbios 22:27
“Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?” (Pr 22:27).
Solomon enseñó gestión de riesgos 3.000 años antes de que Harvard iniciara su escuela de negocios. La verdad y la sabiduría no dependen de una educación socialista, profesores liberales, el método de casos de estudio, ni de libros con las fantasías de los gurús de la prosperidad. Todas estas alucinaciones educativas ignoran la verdad y la sabiduría salomónica. Esto no debería sorprenderte ni desanimarte, ¡qué más esperas de monos evolucionados!
¿Qué nos han traído los mejores y más brillantes hombres? La Gran Depresión, muchas recesiones, ciclos económicos de auge y caída, políticas fiscales y monetarias insensatas, una deuda nacional increíble, eliminación de ahorros, obsesión por gastar, fraude contable y una epidemia de bancarrotas. Este antiguo proverbio del cielo podría haber ayudado. Aplícalo a tu propia vida, porque los graduados de las escuelas de negocios son demasiado “inteligentes” para aprender (Pr 26:12,16).
Salomón escribió este proverbio para dar conocimiento financiero y discreción a los jóvenes (Pr 1:4). Existe una tentación impulsiva en los hombres, especialmente en los jóvenes, de asumir más riesgos de los que deberían. Un mayor temor a la pérdida salvaría a muchos jóvenes de problemas financieros y destrucción. También ayudaría un enfoque más disciplinado y paciente para invertir y planificar el uso del dinero. La lección aquí es minimizar el riesgo innecesario.
El proverbio tiene dos partes. La primera identifica el error financiero que resulta en el castigo aquí. Dice: “No seas de aquellos que se comprometen, ni de los que salen por fiadores de deudas” (Pr 22:26). Aquellos que toman decisiones financieras tontas o hacen tratos con un peligro potencial o un riesgo excesivo se encaminan a graves dolores y problemas. Salomón advierte a menudo contra los pasivos contingentes (Pr 6:1-5; 11:15; 17:18; 20:16; 27:13).
Nos damos la mano y trato hecho. El problema aquí es ser un fiador, un potencial pagador de deudas ajenas; lo que se llama avalar un préstamo o garantizar el rendimiento de otro.
Es tentador celebrar estos contratos para ayudar a los amigos en las transacciones financieras, por lo que Salomón advierte contra esto describiendo un posible resultado doloroso: ¡Los acreedores podrían quitarte hasta la cama! Si no eliminas el riesgo financiero, eventualmente este te eliminará a ti.
Los hombres prudentes analizan el peligro potencial y lo evitan (Pr 22:3; 27:12). Los necios se precipitan sin pensar. Se ha dicho sabiamente que la discreción es la mejor parte del valor. No hay nada valiente o noble en un hombre que se precipita a efectuar negocios sin un análisis cuidadoso, cauteloso y pesimista. Incluso si otros necios antes que él tuvieron éxito de esta manera, eso no prueba nada; Dios podría estar juzgando a tales hombres con la prosperidad de los necios (Pr 1:32). Un espíritu emprendedor sólo es un activo cuando está ligado a la prudencia. Los hombres sabios odian el riesgo y lo evitan.
¿Dónde has creado pasivos contingentes, riesgos financieros que podrían hacerte perder hasta la cama? ¿Están tu vida, salud, casa y vehículos debidamente asegurados? ¿Estás cubierto por juicios de responsabilidad en una generación feliz de demandar? ¿Especulas con derivados financieros como contratos a futuro u opciones de venta? ¿Has puesto todos tus huevos en una sola canasta, por lo que si las cosas no funcionan, quedarás arruinado? ¿Puedes dormir en el suelo?
¿Sabes cómo disminuir tus pérdidas? Significa admitir que estás equivocado y vender malas inversiones, cerrar negocios marginales o dejar un trabajo sin salida. ¿Hueles la mentira cuando los términos de un negocio son demasiado buenos para ser verdad? Significa que tal negocio es una estafa y que estás a punto de convertirte en una víctima más. Es mucho mejor renunciar de antemano a un retorno de inversión imaginario que arriesgarte a no recuperar tu inversión. ¿Cuántos préstamos has firmado? ¡Escapa! (Pr 6:1-5)
Evita la especulación. Reduce el riesgo financiero. Odia la deuda. Diversifica. Protege el capital. Asegura bienes importantes. Infórmate. Mira el futuro con pesimismo. Nunca apuestes tu propiedad a nada. No creas en los rendimientos por encima del mercado. Conténtate con las devoluciones ordinarias. Trabaja inteligentemente. Ahorra algo de todos tus ingresos. Asegura una habilidad transferible. Dale la gloria a Dios por un sencillo pero maravilloso proverbio que te puede salvar de mucho dolor y posible ruina.
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