Proverbios 23:6

  “No comas pan con el avaro, Ni codicies sus manjares” (Pr 23:6).

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La comida puede ser peligrosa. Por el momento, olvídate de la nutrición, tu dieta, la gula o tu presupuesto. La comida puede ser seductora en manos de la persona equivocada. Una persona puede usar la comida para aprovecharse de ti al derribar tus inhibiciones y reservas. Así que es sabio conocer los motivos si una persona cuestionable te invita a comer (Pr 23:6-8).

El contexto ayuda. Salomón primero advirtió sobre el estilo de vida de los ricos (Pr 23:1-3). Si una persona pudiente invita a comer a un hombre que ama la buena comida, es mejor que este ponga un cuchillo a su garganta, porque la tentación que puede provenir de una comida lujosa será grande. Salomón luego advirtió sobre la vanidad de las riquezas, porque la tentación de un estilo de vida extravagante puede ser destructiva (Pr 23:4-5).

En esta sección (Pr 23:6-8), Salomón cambia su advertencia de la buena comida y la riqueza a los motivos e intenciones de la persona que ofrece la comida. Deben evitarse tanto los estilos de vida lujosos como la hospitalidad engañosa, y el presente proverbio trata sobre este último peligro. Debes rechazar las invitaciones a almorzar o a cenar hechas por una persona impía, porque seguramente tiene propósitos perversos distintos a tu placer y nutrición que motivan su oferta.

¿Quién es un avaro? La mayoría de los comentaristas lo convierten en una persona tacaña financieramente al comparar algunos versículos (Pr 22:9; 28:22; Is 32:5; Mt 20:15). Suponen que el peligro es una comida poco sincera debido a la tacañería del anfitrión. Esta es una lección débil de hecho. Al comparar algunos versículos más, el avaro se convierte en alguien con pensamientos impíos, ampliando la lección al uso de la comida para lograr que la víctima actúe en contra de su conciencia (Dt 15:9; 28:54,56; Mt 6:23) .

La seducción sexual a menudo incluye comida. La descripción de Salomón de una adúltera que seduce a un joven incluye una oferta de cena elegante con cortes selectos de sus ofrendas de paz (Pr 7:14; Lv 7:11-16). Los promiscuos saben que la “cena” debe incluirse para seducir a una mujer. Muchas jovencitas han sido desviadas del camino virtuoso a una cama pecaminosa a través de una cena en un restorán. Y algunas madres incluso les dicen a sus hijas que la forma más rápida de llegar al corazón de un hombre es a través de su estómago.

El peligro es doble. Primero, el cálido ambiente junto con el vino y la comida es muy relajante y sensual, provocando una leve euforia y un compromiso de las inhibiciones. El contacto físico iniciado en este punto difícilmente puede resistirse. En segundo lugar, la víctima se siente obligada a permitir los avances de su anfitrión después de todo el dinero, el tiempo y el esfuerzo invertidos en ella. Por estos factores, es muy difícil para la mayoría de las personas resistir las solicitudes del anfitrión.

Cabilderos, políticos, abogados y vendedores pueden ser tan manipuladores con la comida como cualquier prostituta o Don Juan. Saben cómo “adobar” con comida y bebida a su víctima para obtener su consentimiento. Muchos tratos se han cerrado con un acuerdo a través del efecto corruptor de la buena comida y la conversación halagadora.

Los hombres sabios identifican los motivos de un invitador y determinan si una comida puede justificarse o no. Si hay mucho en juego y la parte que invita tiene una ética o ambiciones impías o cuestionables, se debe rechazar la invitación. Tal hospitalidad es peligrosa. Debes ignorar el lugar, los participantes, el menú o cualquier otra característica atractiva del evento. Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres (1 Co 15:33), y una buena comida puede acelerar la corrupción.

Hay amigos y comidas que puedes disfrutar con total tranquilidad y placer. Una comida con un hermano en Cristo es preciosa, sin importar lo que se sirva (Pr 15:17; 17:1; Sal 133:1). La Señora Sabiduría ha dispuesto una mesa para ti, si te humillas ante ella (Pr 9:1-5). El evangelio de Jesucristo nos llama a un festín diario que es gratuito (Is 55:1-5). Y pronto la Cena de las Bodas del Cordero traerá placer y provecho perpetuos (Ap 19:9).

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