Proverbios 24:3
“Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará” (Pr 24:3).
Una familia y un patrimonio prósperos y duraderos se construyen con sabiduría, prudencia y conocimiento. No hay atajos. No hay alternativas. Puede parecer que los necios y los malvados están construyendo grandes casas, pero pronto estas se derrumbarán. No hay trampa en esta regla. Si transiges con la sabiduría, perderás tu familia y tu patrimonio.
Tu “casa” no es solo el edificio en el que vives. Incluye tu posteridad y tus bienes hereditarios. Incluye tu casa literal, pero no diluyas la lección. La sabiduría y el entendimiento aquí son mucho más que los planos del arquitecto (Pr 11:29; 14:1,11; 15:25,27).
Es posible ver a los malvados con familias numerosas y prósperas, pero su duración es corta. Considera la observación de David: “Espera en Jehová, y guarda su camino, y él te exaltará para heredar la tierra; cuando sean destruidos los pecadores, lo verás. Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como laurel verde. Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; lo busqué, y no fue hallado” (Sal 37:34-36).
Los hombres justos quieren dejar una familia piadosa y próspera en el mundo (Pr 5:16-18; Sal 127:3-5; 128:1-6; 144:12-15; Mal 2:15). Quieren formar hijos y nietos para perpetuar la verdad de Dios en la tierra (Dt 4:9-10; 6:4-9; Sal 78:1-8; Joel 1:1-3).
Considera la casa de Abraham en tamaño y calidad. De él provino la nación de Israel, que él edificó y afirmó con sabiduría e inteligencia (Gn 12:1-3; 18:19; Neh 9:7-8). Temió a Dios y vivió por la fe más que cualquier otro hombre de su generación (Gl 3: 9).
Considera las casas de Lot y Eli en duración y honor. Lot lo perdió todo y contaminó a sus propias hijas (Gn 19:30-38). La familia de sacerdotes de Elí fue cortada y destruida por la transigencia de un padre sentimental y débil (1 S 2:27-36; 3:11-18).
Tu familia y tu patrimonio solo prosperarán con la sabiduría y el entendimiento que se encuentran claramente en las Escrituras. Si vives por cualquier otro medio, estás condenado a problemas, dolor y destrucción. Humíllate y apuntala tu casa con la Palabra de Dios. ¡Hoy día!
La casa de Dios, la iglesia, se edifica y se establece de la misma manera: con sabiduría y entendimiento. El fundamento es el Señor Jesucristo, y todo ministro debe edificar sobre Él únicamente con oro, plata y piedras preciosas. Porque el fuego del examen de su Señor consumirá toda la madera, el heno y la hojarasca. Que toda doctrina y práctica de cada iglesia se base únicamente en la pura sabiduría y entendimiento de la Escritura (1 Co 3:11-15).
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