Proverbios 28:7

“El que guarda la ley es hijo prudente; Mas el que es compañero de glotones avergüenza a su padre” (Pr 28:7).

¿Quieres hacer feliz a tu padre? Entonces obedece los mandatos de Dios y aléjate de aquellos que desperdician la mayor parte del tiempo. Un padre se avergüenza cuando sabe que su hijo solo quiere perder el tiempo con sus pares. Un padre se siente honrado cuando sabe que su hijo valora la palabra de Dios y una vida sobria y diligente por encima de todo en la vida. Hijos, ¿escuchan a Salomón?

Los hijos sabios crecen. Pablo dijo: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño” (1 Cor 13:11). Los hijos necios nunca crecen (Pr 10:5). Están fascinados con los juegos, los deportes, con comprar autos, con pasar el rato, con competir en motocicletas, con conversaciones interminables o desperdiciar sus vidas en otras vanas actividades entre ellos.

Los hijos sabios guardan la ley de Dios. ¿Cuál es el primer mandamiento? “Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Dt 6:5). ¿Qué mandamiento viene después? “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22:39). A los padres les encanta ver a sus hijos hacer estas dos cosas.

¿Quién es un compañero de glotones? Un hombre indisciplinado, desenfrenado y derrochador, que es dado a la juerga excesiva, como el hijo pródigo (Pr 23:19-22; 29:3; Lc 15:13). ¿Qué es la juerga? ¡Pasar buenos ratos salvajes! (Gl 5:21; 1 P 4:3) Pablo ordenó a los santos que evitaran las juergas (Ro 13:13), lo cual es un reproche contra la diversión y las fiestas desenfrenadas, la embriaguez, los banquetes y la gula (Pr 23:20; Lc 21:34)

Salomón advirtió en contra de tener por compañía tales hombres. Las malas comunicaciones corrompen las buenas costumbres, y los hijos sabios no escogerán amigos entre tales hombres (1 Co 15: 33). Un hijo que anda con deportistas, amantes de los autos, glotones, fiesteros, mujeriegos o cualquier otra clase de jóvenes tontos es una vergüenza para su padre. El padre no acepta tal atracción en su hijo. Es un pecado contra estos proverbios asociarse con tales necios (Pr 4:14-17; 9:6; 13:20; 14:7).

El típico ciudadano de mundo en el siglo 21 es adicto al placer y a la recreación. Es una cultura de personas desenfrenadas. Los cristianos contemporáneos cumplen la sombría advertencia de que los hombres son más amantes de los placeres que de Dios (2 Ti 3:4). Los equipos de baloncesto y fútbol de la iglesia reciben más atención y pasión que la predicación de la palabra de Dios. ¡Estos son cristianos desenfrenados!

¡Joven! ¿Dónde esta tu corazón? ¿Está en meditar en la ley de Dios día y noche? (Sal 1:1-3) ¿Odias los pensamientos vanos pero amas Su ley? (Sal 119:113) ¿Utilizas el tiempo extra para la palabra de Dios o la recreación? Tu padre puede ver dónde está tu corazón por la ubicación de tu tesoro: dónde inviertes energía, tiempo y dinero (Mt 6:21).

¡Joven! ¿La ley de Dios gobierna tus pensamientos y actividades acerca de las mujeres? ¿Acerca de la cerveza? ¿Acerca de la comida? ¿Acerca del tiempo? ¿Acerca del habla? ¿Acerca del sueño? ¿Acerca de los amigos? ¿Acerca del desempeño diligente en tu trabajo? ¿Sobre dar tu dinero a Dios? ¿Sobre ahorrar tu dinero? ¿Acerca de la música? ¿Sobre la ropa? ¿Sobre tu pareja? ¿Sobre tus padres? ¿Sobre algún niño?

¡Padre! Entrena a tu hijo mientras hay esperanza (Pr 19:18). Instrúyelo ahora, y vivirá sabiamente cuando sea mayor (Pr 22:6). Es un niño abandonado a sí mismo el que avergüenza a los padres (Pr 29:15). Corrígelo, y él te traerá descanso y deleite (Pr 29:17). Enséñale el temor del Señor y críalo en la disciplina y amonestación del Señor (Sal 34:11; Ef 6:4).



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