Proverbios 29:26

“Muchos buscan el favor del príncipe; mas de Jehová viene el juicio de cada uno” (Pr 29:26).

Si el alcalde, el gobernador o el presidente fuera tu amigo, podría ayudarte un poco, si necesitas protección, provisión o venganza. Pero los que esperan en el Señor recibirán ayuda perfecta en todas las situaciones. El Señor por providencia dispensa perfecta equidad y justicia a todos los hombres. Así que tu confianza debe estar siempre en el Señor. Búscalo hoy.

El hombre natural mira hacia abajo. Confía en otros hombres, como padres, patrones, legisladores, magistrados o pastores. Espera que lo ayuden cuando está en problemas. Pero sus habilidades son limitadas; ellos también tienen problemas; su juicio está distorsionado; a menudo son volubles; y con frecuencia están demasiado ocupados para preocuparse por tu situación y brindarte ayuda.

Un verdadero adagio comercial dice: No es lo que sabes; es a quien conoces. En el mundo profesional, tu educación, habilidades técnicas y currículum a menudo son menos útiles para avanzar en una empresa que tener un amigo, mentor o patrocinador en niveles más altos. Pero la mejor verdad es esta: No es a quién conoces en la tierra; es a quien conoces en el cielo. Conocer a Dios y caminar con Él hará más por ti en todas las áreas de la vida (Sal 75:6-7).

Aunque los padres generalmente aman mucho a sus hijos y quieren ayudarlos, David dijo que el Señor todavía estaría allí cuando sus padres lo abandonaran (Sal 27:10). Los hombres deben mirar a los cielos, de donde viene su ayuda (Sal 121:1-8). Mirar horizontalmente es una tontería, porque todo lo que puedes ver son otros tiestos, o cerámica rota, como tú (Is 45:9).

Favor y juicio en este proverbio tienen sentidos similares. El juicio aquí no es un castigo, sino un trato justo y correcto. Los hombres aman a los amigos en las altas esferas, porque piensan que serán una ventaja cuando los necesiten. Pero la promoción, la prosperidad y la protección son del Señor. Su favor supera con creces lo que cualquier hombre puede hacer por ti. ¡Confía en Él hoy!

¿Tienes enemigos? Suya es la venganza; Él pagará (Ro 12:19). ¿Son tus preocupaciones demasiado pesadas? Él llevará tus cargas (1 P 5:7). ¿Estás solo? Él nunca te dejará ni te desamparará (He 13:6). ¿Tienes necesidades? Él las conoce y las suplirá (Mt 6:25-33). ¿Te están oprimiendo los gobernantes? Él está más alto que ellos (Ec 5:8). ¿Tienes miedo? Él te esconderá en Su pabellón y te protegerá de tus enemigos (Sal 27:1-6).

Ester se casó con Asuero, rey de Persia. Debería haber estado a salvo. Pero su marido, ignorantemente, firmó un decreto para convertirla en ley para exterminarla a ella y a su pueblo. Ella fue al Señor con ayuno y oración, y Él maravillosamente la libró a ella y a su pueblo. ¡Gloria!

La preciosa Ana era amada por su esposo Elcana, pero su otra esposa la atormentaba dolorosamente. Entonces ella llevó su queja al Señor. Lo que Elcana no pudo rectificar, el bendito Dios lo hizo. Ana tuvo al gran Samuel y otros cinco hijos también. ¡Gloria!

David lo dijo bien. “No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos” (Sal 146:3-4). “Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes” (Sal 118:8-9).

El único Gobernante del que debes buscar el favor es Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores. Él tiene tu vida ahora y tu destino en este mundo y en el próximo en Sus manos. Su aprobación y bendición son mucho más importantes que las de cualquier otra persona, sin importar cuán poderosas puedan ser. Obedécele hoy, y busca Su bendición por medio de la obediencia y la oración.






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