Proverbios 29:9

“Si el hombre sabio contendiere con el necio, que se enoje o que se ría, no tendrá reposo” (Pr 29:9).

Los necios no tienen remedio. Sólo causan dolor No importa qué métodos uses, no pueden aprender sabiduría. Son incorregiblemente necios, tercamente engreídos y rebeldemente impíos. Puedes probar la ira o el buen humor, pero nada cambiará sus tontos corazones. Sólo hay un Médico para esta enfermedad, sólo un Consejero para estos insensatos.

¿Quién es un necio? Un necio niega la autoridad de Dios–en palabras o acciones (Sal 14:1). El necio confía en su propio corazón y rechaza la instrucción (Pr 28:26; 15:5). Él se ama a sí mismo. Odia la sabiduría y ama la necedad, aunque no lo admitirá. Él no es simplemente tonto; se ha entregado a la locura. Piensa, habla y actúa en contra de la sabiduría y las convenciones sociales aprobadas por Dios.

Conocerás a estos perdedores incorregibles. Salomón en este proverbio preparó a su hijo para estos encuentros frustrantes. En lugar de desesperarse por ayudarlos, Salomón advirtió que no hay métodos humanos disponibles para cambiar a estas personas contenciosas. Si el Señor no cambia sus corazones, eventualmente morirán como necios (Pr 20:12; 2 Ti 2:24-26).

No se puede razonar con ellos: son irrazonables–no tienen fe (2 Ts 3:2). No buscan al Dios vivo (He 11:6). Son incorregibles (Pr 27:22). Pueden conocer y recitar las Escrituras o la doctrina, pero eso no significa nada. El Señor de la gloria rechazará a muchos fariseos y predicadores consumados en el Día del Juicio (Mt 7:21-23).

La intimidación y las amenazas no enseñarán a un necio, tampoco la amistad y el buen humor. Te sentirás frustrado con él. No tendrás descanso. A los necios les encanta ser tontos, aman su locura, y no los cambiarás. No hay ambición o deseo en ellos de cambiar sus vidas de la disfunción al éxito. Lo sabio es alejarse de ellos, como dijeron Salomón, Jesús y Pablo (Pr 9:6; 13:20; 14:7; 26:4-5; Mt 7:6; 1 Co 15:33). Mantente alejado de ellos.

¡Qué horror dar a luz a un necio! (Pr 17:21,25) ¡Qué horror casarse con una tonta! (Pr 30:23; 2 S 6:20-23) ¡Qué horror nacer de un necio! (1 S 20:30-34)! Algunas de estas situaciones relacionales son la elección de Dios y otras son tu elección. ¡Ten cuidado! Pero si se dice la verdad, naciste necio. Eras tan corrupto como el peor necio del infierno (Jn 3:19-21; Ef 2:1-3; Tit 3:3). Sólo la renovación y regeneración del Espíritu Santo te salvó (Tit 3:5).

¿Qué métodos de evangelización pueden salvar a un necio? ¿Qué enfoque puede sacarlo de su amor por el pecado para amar a Jesucristo y la justicia? Ninguna técnica funcionará, porque él está muerto en pecados con un corazón en guerra contra Dios, la verdad y la sabiduría (Col 2:13; Ro 3:10-18). Abraham le dijo al hombre rico que incluso Lázaro, si volviera a los vivos de entre los muertos, sería un evangelista inútil (Lc 16:27-31). Y un cambio de ambiente tampoco hará nada (Is 26:10). No hay nada que puedas decirle a un pecador para influenciarlo en lo más mínimo (1 Co 1:18; 2:14; 2 Co 4:3-4). Su mente está en guerra contra Dios y no cambiará (Ro 8:7-8).

A pesar de toda la jactancia para salvar almas y la extorsión para mendigar dinero del movimiento misionero moderno, ni la Madre Teresa ni Billy Graham pudieron salvar a un solo necio de su corazón depravado. Los necios deben nacer de nuevo (Jn 3:3), resucitar de la muerte espiritual (Jn 5:24-25) y ser vivificados (Tio 3:5) por la voz del Hijo de Dios y el poder del Espíritu Santo. ¡La salvación es del Señor! Si amas la sabiduría y las cosas celestiales y vives una vida dedicada a la gloria de Dios, bendice Su nombre por haberte salvado de la necedad.




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