Proverbios 30:31 (RVA)

El lebrel ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío; y un rey contra el cual ninguno se levanta” (Pr 30:31-RVA).

¡Aquí hay tres criaturas hermosas en sus andar, hermosas en el desempeño de su naturaleza y condición! (Pr 30:29-31) El león, el rey de las bestias, ya ha sido descrito (Pr 30:30). Si meditas en estas tres criaturas, encontrarás lecciones de sabiduría (Job 12:7-10; Sal 107:43; 119:96). El galgo (lebrel) es hermoso por la velocidad, el macho cabrío por el liderazgo grave y un rey invencible por su autoridad irresistible. ¡Deléitate con estas descripciones!

Agur el hijo de Jaqué escribió este capítulo de Proverbios (Pr 30:1). Pero Dios inspiró sus palabras por tres razones. Primero, toda la Escritura es inspirada, y Proverbios es parte de la Escritura (2 Ti 3:16-17). Segundo, estos proverbios de Agur eran una profecía, una revelación de la sabiduría de Dios por inspiración (Pr 30:1; 2 P 1:19-21). Tercero, advirtió en contra de agregar a las palabras de Dios (Pr 30:5-6; Ap 22:18-19). Por lo tanto, leemos estas palabras como de Dios mismo.

La mayoría de los proverbios de Agur son listas de cosas y criaturas (Pr 30:11-31). La lista aquí contiene cuatro criaturas que son hermosas en su aspecto, hermosas en su apariencia, movimientos y conducta (Pr 30:29-31). El león, ya mencionado en el versículo anterior, tiene un andar audaz y majestuoso, mostrando orgullo confiado; no teme a ninguna criatura, ni se aparta de ninguna (Pr 30:30). Es el rey de las bestias e ilustra audacia, confianza y valentía.

¿Qué tiene de hermoso el galgo? El galgo es un perro esbelto y aerodinámico, con el lomo bien ceñido para una velocidad de carrera excepcional. Su nombre no tiene que ver con el color, sino con ser un perro de carrera, un sabueso que caza de vista y de persecución. La raza canina era propiedad de caballeros y faraones ingleses, con referencias anteriores al 2000 a.C. El galgo macho típico pesa alrededor de 30 kilos y puede correr distancias cortas a 70 kilómetros por hora.

El galgo es elegante, tranquilo y gentil. Con patas y cola largas, músculos compactos, perfil esbelto y apariencia alerta; el galgo es atractivo, rápido y ágil. Con vista para ver pequeños objetos en movimiento a una distancia de hasta 800 metros, fue creado y criado para cazar a simple vista y perseguir. Es agradable en su caminar, ya sea caminando con elegancia o ágilmente persiguiendo a un conejo en un campo abierto, una tarea que solo un guepardo podría igualar.

¿Qué tiene de hermoso el macho cabrío? Con una barba larga, cuernos magníficos y una presencia constante a la cabeza del rebaño, el macho cabrío representa una fuerte imagen de liderazgo serio y sobrio. Es de conocimiento común que los machos cabríos van al frente del rebaño (Jer 50:8). Y Dios usó un macho cabrío como símbolo poderoso de Alejandro Magno (Dn 8:5-8), lo cual es muy apropiado, ya que los macedonios reverenciaban al macho cabrío. El macho cabrío es un excelente guía y protector, ilustrando la belleza de un líder fiel y patriarcal.

¿Qué tiene de bello un rey invencible? Es difícil apreciar la autoridad de un rey, contra el cual nadie se levanta, ya que no hay reyes de verdad hoy en día, si no sólo testaferros. Los gobernantes nacionales de hoy tienen poca autoridad o poder en comparación. Deben responder ante legisladores y tribunales, someter a escrutinio su conducta universitaria, suplicar los votos de los campesinos para permanecer en el poder, obtener permiso para vacaciones, cooperar con los medios de comunicación, dar la mano y besar a los bebés, sonreír y saludar como un maniquí y justificar cada decisión a los escarnecedores.

Nabucodonosor de Babilonia fue el rey más grande (Dn 2:37-40; Jer 27:6-7; 28:14; Ez 26:7). No compitió en elecciones para el cargo; no respondió a nadie sino a Dios; los oponentes no dibujaron caricaturas groseras sobre él; no estrechaba la mano del populacho ni besaba a los bebés. Podía comenzar una nueva religión por capricho y imponerla bajo pena de muerte a todos los súbditos del mundo (Dn 3:1-7). Si lo ofendías, aunque estuvieras en su gabinete, te haría cortar en pedazos, derribar tu casa y levantar una gran pila de estiércol en su lugar (Dn 2:5; 3:29).

Salomón y David fueron grandes reyes por derecho propio (2 S 8:1-6; 1 R 2:12; 4:20-28). Comprendieron el poder de un rey y escribieron sobre él. Debía ser temido como se teme al león en la selva (Pr 16:14-15; 19:12; 20:2; 24:21-22; Ec 8:2-5; 10:4,20). Y debía suprimir todo mal en su reino (Pr 14:35; 16:10; 20:8,26; 29:14). Sabemos por las palabras de Agur que el rasgo que debemos admirar es su invencibilidad e irresistibilidad, que se declara en las palabras: Contra el cual ninguno se levanta”. Esto es algo hermoso, sin importar lo que impliquen la Declaración de Independencia y la Declaración de Derechos Humanos.

¿Qué lecciones se pueden aprender de esta lista de la creación natural? Primero, el Señor Jesucristo cumple perfectamente todos estos rasgos; y segundo, los cristianos también deben tratar de cumplirlos. No basta con ser justos: también debemos ser agradables al andar, añadiendo belleza y gracia a cada actuación. Es por la conducta decorosa en los deberes que los cristianos añaden gloria y alabanza a su religión. El deber y la justicia son excelentes, pero la manera y el espíritu en que lo haces se suma a su belleza! (Pr 22:11; Mt 5:16; 1 Co 13:5; Gl 4:18; 5:6; Fil 1:27; Tit 2:1,9-10) 

¿Eres audaz e intrépido como el león al cumplir con tus deberes cristianos, sin importar la oposición o las amenazas? (Pr 28:1; Job 32:1-14; Sal 119:98-100; He 13:6) ¿Eres rápido en guardar los mandamientos de Dios, como el galgo? (Sal 119:60; Gal 1:15-17) ¿Eres un líder con el ejemplo en tu matrimonio, familia e iglesia, como el macho cabrío? (1 Co 16:13; Ef 4:16; 6:4) ¿Eres inamovible, como un gran rey, en la defensa de la autoridad ordenada por Dios, la justicia y el evangelio apostólico? (Pr 22:17-21; 1 P 3:15; Jud 1:3)

El Señor Jesucristo es el León de la tribu de Judá y no se aparta de nadie (Ap 5:5). Destruyó las obras del diablo, a quien se describe como un león rugiente (1 Jn 3:8; 1 P 5:8). Es como el galgo, porque es rápido en entender (Is 11:3) y en regresar (Ap 2:5,16; 3:11; 22:7,12,20). Él guía a Su pueblo, como su Apóstol, Obispo y gran Sumo Sacerdote, como el macho cabrío. ¡Y ninguno se levanta contra Él, porque Él es Rey de reyes, el Bendito y Único Potentado! (1 Ti 6:13-16) ¡Aleluya! ¡Amén!





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