Proverbios 31:4
“No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, ni de los príncipes la sidra” (Pr 31:4).
Tu posición social determina cuánto debes beber. El santo Dios de la Biblia recomienda el uso moderado del vino y las bebidas fuertes; pero Él condena la embriaguez, y advierte a todos los hombres en posiciones de liderazgo que tengan cuidado de beber más allá de lo prudente y decente. Los gobernantes deben tener todas sus facultades alertas y vigilantes para ejecutar bien su oficio (Pr 31:5).
Estas palabras son consejos de una reina madre a su hijo, el rey Lemuel (Pr 31:1-3). No se puede probar si el rey Lemuel aquí es Salomón ni si la reina madre es Betsabé. Pero las palabras son sabiduría inspirada de Dios, y se agregaron a los Proverbios de Salomón por el consejo que tienen sobre dos tentaciones que enfrentan comúnmente los reyes: las mujeres y el alcohol.
El vino y otros brebajes más fuertes no son malos, cuando se usan apropiadamente (Dt 14:26; Sal 104:14-15; Ec 10:19). La reina madre incluyó usos apropiados de ellos en su advertencia (Pr 31:6-7). El vino no es más malo que la comida. El abuso en el consumo del primero conduce a la embriaguez, y el abuso en el consumo de la segunda conduce a la glotonería. Ambos abusos son pecados a los ojos de Dios. La relajación y alegría que proporciona el uso moderado del vino es un regalo de Dios para los hombres (Jue 9:13). ¡Sea Dios veraz, pero todo hombre mentiroso!
Un buen rey debe gobernar con equidad y justicia, por lo que debe estar completamente alerta en toda ocasión (Pr 16:12; Lv 19:15; Dt 16:18-20; 2 S 23:3). El vino y las bebidas fuertes, por el alcohol que contienen, relajan el sistema nervioso central y pueden dañar la memoria, reducir la capacidad de tomar decisiones o nublar el juicio moral al adormecer las inhibiciones normales (Pr 23:33). Los gobernantes no pueden permitir que esto ocurra, por lo que tienen limitaciones de bebida más estrictas que otros.
El texto no condena toda bebida para los reyes. Melquisedec y Jesús, ambos grandes reyes y sacerdotes, bebieron vino (Gn 14:18; Lc 7:33-34). La advertencia es contra los reyes que beben vino y bebidas fuertes con la misma libertad que los demás. Debido a sus deberes de gobernar, deben practicar una mayor autodisciplina. ¡Entiende el sentido de las palabras!
Hay tres tipos de personas mencionadas en relación al tema de beber vino en el Nuevo Testamento. Los miembros de la iglesia podían disfrutar del vino libremente, pero sin embriaguez (Ef 5:18). Los diáconos no debían ser dados a mucho vino; obispos, o pastores, no debían ser dados al vino (1 Ti 3:3,8; Tit 1:7). Las ancianas, maestras de las jóvenes, tenían las mismas restricciones de los diáconos (Tit 2:3). La palabra dada significa que estos líderes no podían ser propensos o vulnerables al abuso del vino.
De hecho, la Biblia enseña la libertad cristiana y la libertad personal para muchas cosas que son neutrales a la vista de Dios, como si una persona bebe alcohol moderadamente o no bebe alcohol en absoluto. Sin embargo, la Biblia también tiene muchas limitaciones y reglas para la libertad cristiana que se enseñan en Romanos 14 y 1 Corintios capítulos 6, 8 y 10.
Que cada hombre considere su condición, y gobierne su forma de beber en consecuencia. Los hombres sabios, incluso los simples maridos y padres, no permitirán que el vino comprometa su ejemplo y su papel en el hogar. Jesucristo también los ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y Su Padre (Ap 1:6). Como tal, todo hombre debe ser sobrio y vigilante en cuanto al consumo de alcohol.
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