Proverbios 3:15****

Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella” (Pr. 3:15).

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¿Ella? ¿Qué mujer es más preciosa que los rubíes? ¿La mujer virtuosa? (Pr. 31:10) Puede ser, pero no en este contexto. ¿Hay alguna mujer incomparablemente más valiosa que todas las cosas que podrías desear? No. ¿Es esto entonces una personificación del éxito, la salud, la felicidad, la riqueza, la familia, un título universitario y/o una casa de vacaciones? No. Esta mujer es la Señora Sabiduría (Pr. 3:13-15).

Esta es una de las declaraciones más extremas y superlativas de la Biblia. Hay algo personificado como una mujer que excede el carácter raro y precioso de los rubíes. Y esto supera cualquier otra cosa que puedas soñar como deseable o necesario para tu éxito y bienestar. ¡La sabiduría y la inteligencia espiritual son así importantes! (Pr. 3:13-15).

Los hombres dedican grandes esfuerzos y mucho tiempo a la búsqueda de cosas que son muy inferiores a la sabiduría. Persiguen la educación, la aptitud física, los planes de carrera, la creación de propiedades, una mujer bonita y otras metas con mucho celo y costosas inversiones de varios tipos. Pero estas otras cosas que los hombres desean, incluso sumadas y combinadas, son menos valiosas que la sabiduría.

Es un axioma de la naturaleza humana que te ames a ti mismo. Ya que te preocupas por tu propia paz, placer, prosperidad y reputación, aquí en este proverbio está el cambio más simple y dramático que puedes hacer en tu vida para alcanzar tus metas: obtén la sabiduría y vive tu vida de acuerdo con ella. ¿Por qué te privarás del verdadero éxito persiguiendo cualquier otra cosa?

¿Por qué es tan importante la sabiduría? Porque trae larga vida, riquezas y honra (Pr. 3:16); trae placer y paz (Pr. 3:17); y trae vida y felicidad (Pr. 3:18). Ni siquiera puedes soñar con algo que pueda proporcionar todas estas bendiciones. Y, sin embargo, estas son las certeras ventajas y recompensas dadas a aquellos que encuentran la sabiduría (Pr. 3:13-18).

Con razón David le dijo a Salomón, “Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; no la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará. Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia” (Pr. 4:5-7). Si David, el hombre conforme al corazón de Dios, le dijo a su hijo que la sabiduría era lo más importante, también debería ser lo más importante para ti. ¡Qué exhortación! ¿La leíste? ¡Obtén sabiduría!

¿Qué es la sabiduría? Es el poder del juicio correcto, la capacidad de agradar a Dios y a los hombres santos en todas las situaciones. Se basa en un temor profundo y permanente del Señor Jehová, un odio por todo pecado y maldad, fe activa en lo que Dios es, y que recompensa, y conocimiento de los preciosos detalles de Su preciosa palabra (Pr. 1:7; 8:13; 9:10; 22:17-21; Job 28:28; Sal. 119:128; He. 11:6).

¿Cómo la obtienes? Temiendo a Dios como causa primera y fin último de todas las cosas del universo (Pr. 16:4; Sal. 14:1). Temblando en humildad y arrepentimiento ante Dios y la Biblia (Is. 66:1-2; 2 Ti. 3:16-17). Rechazando cualquier opinión de cualquier hombre que contradiga la Biblia (Sal. 119:98-100; Is. 8:20; 1 Ti. 6:3-5,20). Escuchando con seriedad al hombre de Dios cuando te expone la verdad de Dios (Lc. 8:11-18; Stg. 1:21-25). La sabiduría es fácil de obtener.

Olvida la educación y el conocimiento mundanos (1 Co. 1:19-20; 2:6-9; 3:19-20). Olvídate de las riquezas o del éxito profesional (Pr. 3:14; 23:4-5; Sal. 39:6; 1 Ti. 6:6-10). Olvídate de la fuerza física o la recreación (Sal. 90:10-12; Ec. 10:10; 12:1-7; 1 Ti. 4:8). Estas cosas son vanidad y aflicción de espíritu, no te llevan a ninguna parte con Dios o el hombre; son vacías y dolorosas. Regocíjate en conocer a Dios y Su carácter (Jer. 9:23-24). ¡Eso es sabiduría y placer!

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