Proverbios 3:17
“Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz” (Pr. 3:17).
Una mujer te ofrece placer y paz. Si la sigues, tu vida puede ser feliz y tranquila, alegre y cómoda, placentera y segura. ¿Qué más podrías querer? La Sabiduría te ofrece la buena vida, si simplemente recibes la inteligencia espiritual que ella posee.
La sabiduría y la inteligencia espiritual son cosas muy valiosas de obtener, muy superiores a la plata y al oro fino (Pr. 3:13-14). La sabiduría se presenta en estos proverbios personificada como una mujer, es más valiosa que los rubíes o cualquier otra cosa que puedas comparar con ella (Pr. 3:15). Ella te ofrece larga vida, riquezas y honor (Pr. 3:16). Ella es el árbol de vida y da felicidad a los que la eligen (Pr 3:18).
El temor de Jehová y guardar Su palabra es el fundamento de la sabiduría (Pr. 1:7; 9:10). El hombre que teme al Señor, guarda Sus mandamientos y vive de acuerdo con Su verdad y sabiduría, disfrutará de una vida placentera llena de paz. Evitará las dolorosas trampas de los pecadores, y Dios le mostrará Su favor como a uno de sus hijos en los que se deleita (Sal. 128:1-6).
Si consideras el proverbio naturalmente, a la luz del resto del libro, lo encuentras perfectamente cierto. La sabiduría salva a los hombres del dolor y de las prostitutas, las obligaciones financieras excesivas, los niños rebeldes, las malas inversiones, la ira de los gobernantes, las mujeres odiosas, las borracheras, los malos amigos, las reputaciones arruinadas, los problemas del habla, la glotonería, el miedo a lo desconocido, las conciencias culpables, la pobreza y muchos otros males.
Si consideras el proverbio espiritualmente, también lo encontrarás perfectamente cierto. El hombre que anda sabiamente con Dios tiene un placer y paz en su alma que otros no pueden obtener por ningún arte o truco. El Dios eterno es tu refugio, y el gozo y la paz del Espíritu Santo en tu corazón superan con creces cualquier otro placer y seguridad posibles en la vida.
No hay alegría duradera o sólida para el necio o el hipócrita. Salomón experimentó con los juguetes y los sueños de los hombres a un grado en el que todos los demás hombres sólo pueden fantasear (Ec. 2:1-10). ¿Y qué encontró? Que “todo es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol” (Ec. 2:11). ¡Qué búsqueda más tonta, vacía y dolorosa es la del placer!
No hay paz para el necio ni para el hipócrita, porque el Señor pondrá espinas en su camino y terror en su corazón (Pr. 10:24;13:15). Y cuando clame por ayuda en su gran calamidad, el cielo se estremecerá con la risa de Dios (Pr. 1:26-28). No rechaces a la Sabiduría.
El placer y la paz de la sabiduría no dependen de la salud, las circunstancias o los amigos. Pueden ser grandes tanto en la pobreza, como en la riqueza. No se pueden robar en esta vida y conducen a la bienaventuranza eterna en la próxima. ¿Qué más podrías querer? Con Jesucristo a la diestra de Dios, hay delicias para siempre y una paz inconmensurable (Sal. 16:11; Fil 4:7).
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