Proverbios 4:3

Porque yo también fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre” (Pr. 4:3).

Los niños son una bendición, pero traen consigo responsabilidades. Si un hombre deja embarazada a una mujer, y la mujer da a luz a un bebé, y crían al niño, no han hecho nada más que lo que los animales hacen: se han reproducido de acuerdo a su especie. Un verdadero padre y madre amarán a cada niño. Y se asegurarán de enseñarles cuidadosamente la sabiduría de lo alto.

Los padres de Salomón fueron David y Betsabé. Dios amaba a Salomón, y también David. Dios escogió a Salomón de entre todos los hijos de David para ser el próximo rey de Israel. Salomón sabía que su padre lo amaba especialmente – “Porque yo también fui hijo de mi padre” – y su padre le enseñó muchas cosas (Pr 4:1-9). El consejo de David en la coronación de Salomón fue glorioso (1 Cr 28:1-21), y su consejo en el lecho de muerte también fue muy sabio (1 R 2:1-9; 2 S 23:1-7).

Betsabé también amaba mucho a Salomón. Ella lo amó tiernamente cada minuto de su vida, a pesar de que tenía cuatro hijos. Los hombres más grandes tienen tales madres, mujeres que los aman mucho y hacen todo lo posible para prepararlos para la edad adulta. Betsabé también enseñó a Salomón (Pr 1:8; 6:20; 31:1), y apeló a David por él, cuando parecía que la corona podría ser tomada por un hermano usurpador (1 R 1:11-40).

Salomón razonó acerca del gran amor que sus padres le tenían para explicar el motivo por el cual le instruyeron (Pr 4:3-9), pues quería que sus hijos comprendieran su gran deseo de enseñarles también a ellos (Pr 4:1- 2). El libro de Proverbios es principalmente el consejo paternal de Salomón a sus hijos, especialmente a su hijo. Y la aplicación práctica del amor de los padres en la enseñanza de la sabiduría es la lección que debes aprender de este proverbio.

Los animales dan a luz. Los animales amamantan a sus crías. Los animales traen a casa la comida. Los animales enseñan a sus crías a sobrevivir. Los animales ayudan en una cacería familiar. Los animales mueren y dejan una guarida familiar a sus crías. ¡Pero tú no eres un animal! Si la crianza que les das a tus hijos es principalmente reproducirlos, alimentarlos, vestirlos, enviarlos a la escuela y apoyarlos financieramente, no has hecho nada más que lo que hacen los animales. Y no has hecho nada más que lo que los padres paganos hacen por sus hijos. Dios te ha encargado mucho más.

Un niño es un alma eterna, prestada por tu Creador. Debes enseñar a cada niño la sabiduría de Dios: la sabiduría de Proverbios y la Biblia. La tarea escolar no es sabiduría, la gran mayoría de las tareas escolares son simplemente tonterías y bobadas. Pagar sus estudios universitarios puede ser peor: estás corrompiendo sus mentes y alejándolas de la sabiduría de Dios. Un título en artes liberales es una licencia para dementes. ¡Se realista! ¡Enséñales algo de valor! David dijo: “Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré” (Sal 34:11).

David y Betsabé amaban a Salomón, por eso le enseñaron la sabiduría de lo alto. ¿Amas a tus hijos? No tiene nada que ver con el sentimentalismo de proporcionarles alimento, vestido, techo y educación. ¿Los estás preparando para el éxito moral ante Dios y los hombres buenos enseñándoles el temor del Señor y la sabiduría de Dios contenida en este mismo libro?

Padre, esto no es una elección. Olvida tu cansancio físico o mental después de un día de trabajo. Las partes de cada día pueden verse como oportunidades de capacitación. Moisés ordenó a los padres de Israel que les enseñaran diligentemente a sus hijos cuando estuvieran sentados en sus casas, caminando por el camino, levantándose por la mañana y acostándose por la noche (Dt 6:4-9). Si cumples este deber con esmero y sinceridad, serás la gloria de tus hijos (Pr 17:6).

¿Qué tan serio es el asunto? ¡Vida o muerte o infierno! La instrucción adecuada puede salvar a tu hijo de una muerte prematura o una vida disfuncional del infierno en la tierra (Pr 23:13-14). El descuido de esta instrucción te traerá vergüenza perpetua (Pr 29:15). Padre, tú controlas el destino futuro de tu hijo en este mundo (Pr 22:6,15). ¿Qué clase de destino les darás hoy?

¿Qué tan serio es el asunto? A los padres se les ordena enseñar sabiduría a sus hijos (Ef 6:4), y las viudas no deben ser mantenidas si no guardan esta parte clave de ser madre (1 Ti 5:9-10). Grandes mujeres toman en serio este trabajo y tienen hijos maravillosos, como Samuel y Timoteo (1 S 1:24-28; 2 Ti 1:3-5; 3:15). La mujer que cumple este deber con diligencia y sinceridad será alabada por sus hijos (Pr 31:28).

¿Amas a tus hijos? Entonces los reprenderás y los azotarás, para salvarlos de la insensatez, la angustia y la destrucción en sus vidas (Pr 3:12; 13:24; 19:18; 29:17). Hazlo ahora, mientras haya esperanza. Hazlo con tiempo, antes de que adquieran malos hábitos. No te conmuevas ante su llanto. El Dios del cielo declara que odias a tus hijos si no te esfuerzas seriamente por enseñarles el temor del Señor y el conocimiento de la Biblia.

Este asunto no termina cuando tus hijos se mudan, porque los nietos también son una responsabilidad (Sal 71:18; 78:1-8; Joel 1:1-3). Son solamente la corona de los ancianos si andan en el camino de la justicia y de la sabiduría (Pr 17:6). Un hijo necio es la calamidad y la vergüenza de toda su familia (Pr 10:1; 17:21,25; 19:13), y un nieto necio es en parte culpa de un abuelo perezoso, que no instruyó a su hijo para ser un padre piadoso.

La idea del mundo de la educación infantil es Benjamin Spock, móviles ridículos, alimentación con biberón, Dr. Seuss, Barrio Sésamo, transporte forzado en autobús al zoológico público, MTV, un teléfono inteligente a los diez años, citas a los catorce, un automóvil a los quince, una multi-fiesta a los cuatro años con gastos pagados en una guardería dirigida por personas con problemas hormonales, y una boda de gala con una persona a la que “aman”.

Su idea de la educación es una secuencia de delirios ideados por descendientes de monos que odian a Dios, desprecian la verdad, ridiculizan a los padres, se burlan de la Biblia, rechazan las oraciones, son inmorales y degenerados. Lavándoles el cerebro durante 20 años desde sala-cuna hasta una licenciatura, se gradúan en la generación más moralmente en bancarrota y socialmente disfuncional que el mundo jamás haya visto.

¿Amas a tu hijo? No midas tu afecto con los estándares de esta generación bestial; mide tu amor por el estándar de las santas e inspiradas Escrituras de Dios. Si simplemente los has criado y cuidado con ternura, no has hecho nada más que lo que los jerbos y las mofetas hacen por sus crías. Aprende la lección de la sabiduría aquí. Enséñales el temor del Señor, la sabiduría de Proverbios, la gloria de Jesucristo, la preciosa gracia de Dios en la salvación de Sus elegidos y la esperanza de la eternidad que cambia la vida.

¿Has tenido esos padres tú mismo? Entonces bendice y alaba al Dios de los cielos y agradece a tus padres si aún viven. Dios tuvo mucha misericordia de ti al darte buenos padres, y debes agradecérselo a Él y a ellos. Su elección fue por pura gracia y bondad, pues no te consultó a ti ni a ellos. ¡Alabado sea su glorioso y soberano nombre!

Si no tuviste tales padres, agradécele al Señor Dios por este proverbio y rompe el ciclo de crianza impía y familias disfuncionales en tu árbol genealógico. No tienes que repetir la historia y enviar a tus hijos a una vida sin amor y mal preparados. Puedes comenzar un nuevo árbol genealógico y crear un ejemplo viviente de amor y sabiduría en tu familia.

Solo hay un padre perfecto: Dios el Padre. Al ver el orfanato de la humanidad pecadora, no pudo encontrar ni uno solo que lo entendiera o lo buscara (Sal 14:1-3). Así que Él escogió adoptar a algunos por pura misericordia, pagó por ellos con la muerte de Su Hijo, creó una nueva naturaleza en ellos por Su Espíritu, y les preparó una herencia eterna en el cielo (Mt 25:34; Ro 8:29- 39; Ef 1:3-12). ¿Qué es el evangelio? ¡Las buenas noticias de esta adopción!





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