Proverbios 4:5

“Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca” (Pr. 4:5).

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¿Qué has hecho o harás hoy para obtener sabiduría y entendimiento? Salomón exhortó a su hijo a obtener sabiduría, a recordarla y a seguirla. El gran Dios le ha ofrecido sabiduría y entendimiento a los hombres sencillos. ¿Has aprovechado la generosa oferta? Si tienes aunque sea un pequeño deseo de aprender este proverbio, eres bendito.

Hay tres instrucciones en este proverbio. Para lograr tu máximo éxito ante Dios y los hombres, debes obtener sabiduría y entendimiento; no debes olvidar la sabiduría una vez que la aprendes; y no debes desviarte de obedecerla. Estos deberes harían del hijo de Salomón un gran rey, pero también pueden hacer que tú tengas éxito en tu vida.

El primer deber es obtener sabiduría y entendimiento. El único libro de sabiduría en la tierra es la Biblia, cualquier otro documento es fuente de oscuridad (Is 8:20). Las Escrituras inspiradas son perfectas para enseñar sabiduría (2 Ti 3:14-17). Debes estar atento a esta palabra y luz más segura (2 P 1:19-21). Debe ser tu delicia diaria (Job 23:12; Sal 19:10).

Cuando Felipe le preguntó al eunuco si entendía lo que estaba leyendo, el eunuco dijo: “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (Hch 8:30-31). Felipe le predicó acerca del Señor Jesús; fue bautizado rápidamente; y siguió su camino gozoso. Dios ha dado pastores y maestros para guiarte en el entendimiento de Su palabra (Neh 8:8; Mal 2:7; 2 Ti 2:2).

Pero sin la bendición del Espíritu de Dios, ni leer la Biblia ni escuchar la predicación será de provecho. Pablo oró para que los santos de Éfeso fueran iluminados por el Espíritu de sabiduría y revelación para que conocieran las cosas de Dios (Ef 1:17-18; Sal 119:18). Dios ha prometido dar sabiduría y Su Espíritu generosamente a aquellos que se lo pidan (Stg 1:5; Lc 11:13).

Habiendo usado las Escrituras, los ministros y la oración para obtener sabiduría y entendimiento, tu segundo deber es recordar lo que has aprendido. Pablo temía por los corintios, porque se habían olvidado de su enseñanza sobre la resurrección (1 Co 15:1-2). Es tu deber meditar en las cosas que te han sido enseñadas y no dejarlas escapar (Pr 6:20-22; He 2:1-4).

Manteniendo la sabiduría en tu memoria, también debes obedecerla en tu conducta. No puedes descuidar lo que te han enseñado. Tu tercer deber es no retroceder. Debes mantener firme la fe apostólica sin vacilar y no ser movido del verdadero evangelio (2 Ts 2:15; He 10:23). Debes poner en práctica lo te ha sido enseñado, porque el oír por sí solo no agrada a Dios, y oír sin hacer es pecado (Stg 1:21-25; 4:17; Lc 8:11-18).

No existiría la Iglesia Católica Romana, la iglesia madre de las abominaciones y las iglesias falsas (Ap 17:1-6), si la iglesia apostólica en Roma se hubiera apegado a las Escrituras. El apóstol Pablo enseñó que el propósito de una iglesia local es ayudarse unos a otros a mantener la fe (He 3:12-13; 10:24-25). ¿Eres un miembro fiel y celoso en una verdadera iglesia local de Jesucristo, donde puedes ayudar a otros a aferrarse a la sabiduría y la verdad, y ellos pueden ayudarte a ti?

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