Proverbios 4:8

“Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado” (Pr. 4:8).

La promoción y el honor son simples. El secreto del éxito está justo delante de ti. Estas no son las palabras de un vendedor codicioso que quiere completar su cuota de inscripción para un tonto programa de autoayuda: estas son las palabras gratuitas de Dios y de dos de los reyes más ricos y sabios de Israel.

Exalta y abraza la sabiduría, y serás promovido y honrado por Dios y por los hombres. Haz de la sabiduría la meta más importante de tu vida; ama la sabiduría con ferviente aprecio y deseo, y ella te traerá grandeza. ¿Qué estas esperando?

Salomón repite aquí lo que David le había enseñado acerca de buscar la sabiduría (Pr 4:5-9). Recuerda a su propio padre enseñándole, y repite la valiosa instrucción para beneficio de su hijo (Pr 4:3-4). Que todos los padres entiendan la importancia de tal instrucción.

La meta más alta para cualquier hombre es ser como el Señor Jesucristo, quien creció en el favor de Dios y de los hombres (Lc 2:52). ¿Cómo obtuvo Él tan maravilloso éxito? Creció en sabiduría, que es la capacidad de juzgar y actuar correctamente en la vida. La sabiduría es la clave con la cual cualquier persona puede encontrar la aprobación de Dios y del hombre. La sabiduría trae promoción y honor.

Hay cuatro pronombres femeninos en este proverbio que se refieren a la Señora Sabiduría, la personificación del discernimiento, la comprensión, la discreción y el conocimiento. Mientras Salomón advertía contra la mujer extraña (Pr 7:5-27; 9:13-18), también hablaba de la maravillosa Señora Sabiduría y de sus grandes beneficios para los hombres (Pr 1:20-33; 2:4; 3:13-18; 4:5-13; 7:1-4; 8:1-36; 9:1-5).

David, por sabiduría, tenía un corazón conforme al corazón de Dios, por lo que el Señor lo hizo rey sobre Israel, y todo Israel lo amaba (1 S 18:5,16,30; 2 S 7:8). La Señora Sabiduría lo promovió y lo honró. Los ciudadanos y los enemigos lo consideraban como un ángel (1 S 29:9; 2 S 14:17). ¿Cómo obtuvo esta gloriosa reputación? Se casó con la sabiduría (Sal 101:1-8).

David exaltó y abrazó la sabiduría. Considera bien su gran ejemplo. ¿Qué pensaba él de las Escrituras? La consideraba más valiosa que mucho oro fino y más agradable que la miel y el panal (Sal 19:10; 119:127). ¿Con qué frecuencia meditaba en la Escritura? Día y noche (Sal 1:2). ¿Cuál fue su mayor tesoro? La Escritura (Sal 119:14,111,162).

¿Dónde quería estar más que en cualquier otro lugar? En la iglesia (Sal 84:10). ¿Quiénes eran sus únicos amigos? Hombres temerosos de Dios que guardaban los mandamientos de Dios (Sal 119:63). ¿Con qué frecuencia oraba? Tres veces al día (Sal 55:17). ¿Cómo se acercó a Dios? En humilde autoexamen (Sal 139: 23-24). ¿Alababa a Dios? Siete veces al día (Sal 119:164).

¿Cómo puedes exaltar la sabiduría? Haz que sea tu máxima prioridad (Pr 4:7; 16:16). Búscala diligentemente como lo harías con un tesoro escondido (Pr 2:1-5; 23:23). Sacrifica cualquier cosa para conseguirla, incluso los amigos (Pr 13:20; 18:11). Ponla en práctica, sin importar lo que piensen los demás o lo que cueste (Pr 29:25; Dn 1:6). Dios y los hombres justos bendecirán tu esfuerzo y consagración.

¿Cómo puedes abrazar la sabiduría? Valórala y cuídala como un bien precioso (Pr 3:15; 8:11). Ámala más que cualquier otra cosa (Pr 4:6; 8:17,21). Desprecia y desecha todo lo que le es contrario (Pr 8:13; 14:7; Sal 119:128). Evita a cualquiera o cualquier cosa que te tiente a alejarte de ella (Pr 9:6; 1 Co 15:33). Dios y los hombres bendecirán tu esfuerzo y dedicación.

José fue ascendido y honrado. Aunque tenía diez hermanos mayores, obedecía a su padre mejor que cualquiera de ellos. Fue vendido como esclavo, pero sirvió diligente y fielmente a su señor. Rechazó a una mujer extraña simplemente por temor a Dios, aunque a un gran costo. Se podría decir mucho más, pero ¿qué pasó? Dios lo alzó para ponerlo al lado del Faraón en el poder.

Daniel fue ascendido y honrado. Capturado, castrado y llevado 500 millas a Babilonia, rechazó la religión del rey, sin importar el costo. Dijo la dura verdad incluso cuando era contrario a los deseos de los reyes. Cuando se aprobó una nueva ley religiosa, la desoyó. ¿Qué sucedió? Fue el administrador más alto del imperio más grande del mundo durante 70 años.

Si Dios y los hombres no te han promovido y honrado, humíllate y confiesa tu descuido de la sabiduría. Exáltala y abrázala en el nombre del Señor Jesucristo. Busca Su Palabra, Su iglesia y Sus santos con todo tu corazón. Entonces, la promoción y el honor vendrán.





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