Proverbios 5:15

Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo” (Pr. 5:15).

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Ama a tu mujer. Haz el amor solo con ella. Haz de tu matrimonio el más emocionante del mundo. No tienes derecho a ninguna otra mujer. No debes mirar a otra mujer, pensar en otra mujer, coquetear con otra mujer ni tocar sexualmente a otra mujer.

Este es el plan y la voluntad de Dios para tu vida. Él quiere que tengas una gran vida de pareja con tu excepcional mujer. “Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Pr 5:19).

El verdadero Dios sabe que la vida puede ser vacía y frustrante, por eso te dio uno de sus mayores dones de la creación: “Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol” (Ec 9:9).

Dios creó el amor, el sexo y todos los aspectos de la mujer que necesitas: tu esposa. Él sabe que necesitas y quieres intimidad romántica, así que eligió a la mujer que es tu esposa para que practiquen juntos hasta que ambos sean expertos. Todas las demás mujeres no están permitidas. “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (He 13:4).

La Biblia es el manual perfecto para el amor, el matrimonio y la intimidad de la pareja. Dios inventó la vida en pareja, por lo que tiene un conocimiento perfecto al respecto. ¿Has leído la Biblia y has escuchado su predicación para maximizar tu matrimonio? Si la has leído y escuchado, ¿te has sometido a la elección providencial y soberana de Dios sobre tu mujer y sobre cómo debes tratarla?

El agua, una bendición preciosa en el clima seco del Medio Oriente, es aquí una metáfora del placer íntimo con tu mujer. El agua satisface la sed, es necesaria para la supervivencia y es muy agradable para el alma sedienta (Pr 25:25). Los hombres sacan agua dulce de los pozos; almacenan agua extra en cisternas. Cada hombre necesita su propio suministro para protegerse a sí mismo y a su familia.

Los hombres necesitan el agua de la intimidad de pareja, porque Dios ha puesto en nosotros un gran deseo y necesidad de ella (Gn 2:18; Dt 21:11; 1 Co 7:2,5,9). Cualquier excepción confirma esta regla bien conocida en lugar de modificarla o anularla (Mt 19: 10-12; 1 Ti 4:3; 1 Co 9:5). Los hombres necesitan intimidad con sus parejas de una forma u otra. Dios condena la intimidad con todas las demás criaturas o personas excepto con una: tu mujer legítima.

Los hombres también anhelan la comida por designio de Dios, y la desean y disfrutan de su bendición (Sal 104:14-15; Ec 9:7), pero beber y comer sin limitación o disciplina es pecado y locura (Pr 23:20). Los hombres deben odiar y rechazar la glotonería y la embriaguez, y nunca deben olvidar que romper las reglas de Dios para el agua de la intimidad es pecado, y merece juicio.

La mujer propia de un hombre es un gran regalo de Dios, por el cual debe estar agradecido (Pr 18:22; 19:14). Considera a Jacob: “Y Jacob sirvió siete años por Raquel; y le parecieron pocos días, por el amor que le tenía” (Gn 29:20). Un hombre puede beber profundamente del placer con su mujer legítima solamente, con ninguna otra, soltera o casada.

Ningún hombre debería siquiera considerar las cisternas o pozos de los demás, porque la mujer que Dios escogió para él es más que suficiente para sus necesidades y felicidad. Pensar en las cisternas y pozos de otros es pecar y abrir la puerta a una gran locura (Pr 6:25; Job 31:1; Mt 5:28). Cualquier mujer es más que suficiente para cualquier hombre, y Dios eligió a la tuya solo para ti.

¿Estás decepcionado o frustrado en tu matrimonio? ¿Estás de acuerdo con lo que se ha escrito, pero personalmente no lo estás experimentando? ¿Tienes sed y tu mujer parece haberse secado? ¿O puedes ver el agua, pero rara vez o nunca la pruebas? ¿Es el agua de tu cisterna y pozo ahora algo tibia e insípida, no muy apetecible?

Si el suministro de agua en el hogar es deficiente, tal vez la bomba extractora necesite ser revisada. ¿Cómo revisar una bomba extractora para que saque agua potable? Trata a tu mujer de la manera en que el Creador del amor, el matrimonio y las mujeres te dice que la trates. Es así de simple. Dios la hizo tan perfecta como una rosa, pero la falta de sol, lluvia, tierra y nutrición harán que se cierre.

Dios y Salomón te ordenan que la trates con tanta delicadeza y ternura como a una cierva mascota, que estés totalmente satisfecho con su cuerpo y que elijas disfrutar mucho de la intimidad con ella. “Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Pr 5:19). Dios conoce a tu mujer. Prueba a Su manera.

Pablo te dijo que ames a tu mujer y que la cuides y la alimentes, como lo haces con tu propio cuerpo (Ef 5:25-29). El rey Salomón escribió una canción de amor que describe la pasión y los detalles de los amantes y de la intimidad de pareja. ¿Has leído el Cantar de los Cantares? ¿Has intentado hablar con tu mujer y tratarla de la forma en que el hombre del poema trata a su amada?

La fuerte advertencia de este proverbio de limitarte a tu propia mujer incluye el uso de la pornografía, que tontamente roba el placer visual de otra mujer, causa descontento con la tuya, y hiere la confianza o el deseo de tu mujer de ser la amante que necesitas y deseas. Tu mujer será tan buena para ti como tu elijas que sea o la ayudes a que lo sea.

Toda mujer cristiana, toda hija de Dios, debe ser cuidadosa y fiel en hacer que su marido beba abundante, frecuente y placenteramente de su cisterna, no sea que lo lleve a pozos que no son suyos, por amargura o sequedad en su propia cisterna y pozo (1 Co 7:2-5). Que los maridos y las mujeres, con el marido a la cabeza en el amor, maximicen el placer del matrimonio.

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