Proverbios 6:12

 El hombre malo, el hombre depravado, es el que anda en perversidad de boca” (Pr 6:12).

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¿Cuál es la forma más fácil de detectar a una persona malvada? ¿Revisar su historial policial? ¿Hacerle un examen de drogas? ¿Buscarle tatuajes? No, no, no. Escucha su boca perversa. Las palabras de una persona dicen más sobre ella que todos los otros indicadores juntos. Las malas palabras prueban que una persona es malvada. La descripción de las personas impías debería silenciar a los que aman mover la lengua.

Este proverbio identifica a las personas depravadas y perversas (Pr 6:12-15). La sabiduría incluye una mente que discierne. Debes evitar a los necios y a los escarnecedores; debes buscar hombres sabios y buenos (Pr 9:7-9; 13:20; 14:7). El mundo está lleno de gente mala, y los hombres sabios los detectarán y los evitarán. La lección aquí es que el habla de una persona indica muy bien su carácter.

Por supuesto, ellos dirán: “Tú no conoces mi corazón, así que no puedes juzgarme”. Dicen esto para justificar y excusar sus malas acciones. Pero puedes ver claramente sus corazones, porque las palabras perversas que salen de sus bocas se les escapan como las heces de una cloaca abierta dejando expuestos sus corazones perversos (Pr 6:14).

El Señor Jesucristo enseñó claramente que una boca perversa evidencia un corazón perverso (Lc 6:45). Un corazón puro se conoce por palabras llenas de gracia (Pr 22:11). Las buenas palabras no proceden de un corazón malo, ni las malas palabras proceden de un buen corazón. Esto es sabiduría. Apréndela.

Dos palabras en este proverbio no se usan con frecuencia, así que revisa sus definiciones:

Depravado. Caracterizado por la maldad moral; incorregible; corrompido; sin conciencia, reprochable, impropio.

Perverso. Dispuesto a ir en contra de lo exigido o de lo razonable; refractario, ingobernable; malo, malvado, réprobo.

Las personas depravadas y perversas tienen corazones malos, peligrosos, implacables. Son tontos, escarnecedores, son lo peor de la humanidad. Debido a que debes evitarlos, debes aprender a detectarlos. Su discurso será contencioso, irrazonable, negativo, crítico, malhumorado, irrespetuoso, altivo, duro, rebelde y/o profano. No siempre pueden ocultarlo, porque sus corazones son malvados.

Padres, escuchen y corrijan tal discurso en sus hijos. La necedad y la maldad pueden ser expulsadas, si usas la vara y la reprensión con suficiente antelación (Pr 22:6,15; 23:13-14; 29:15). La paternidad permisiva o consentidora no funciona, y producirá personas depravadas y perversas. Enseña a tus hijos la piedad y la humildad en lugar de hablarles con suavidad en todo momento.

Cuando distingas a una persona depravada, aléjate de ella (Pr 9:7-9; 14:7; 22:10). Atrapará tu alma, te hará perder el tiempo o traerá contención y problemas a tu vida. No le temas, porque pronto vendrán calamidades sobre su vida. Dios la destruirá de repente, sin remedio (Pr 6:15).

Pablo oró que el Señor lo mantuviera lejos de los hombres irrazonables y malvados, porque sabía que su objetivo eran solamente hombres con buen corazón y fe (2 Ts 3:1-2). La regeneración hace esta diferencia. Deja que la lección te enseñe a ser una persona así hoy (Fil 2:12-13; Ef 4:24).

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