Proverbios 6:21

“Átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello” (Pr 6:21).

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Los buenos mandamientos deben recordarse, o no sirven de nada. Si has recibido instrucciones para salvar tu vida, debes obedecerlas para evitar la muerte. Nunca debes olvidar los mandamientos para tu salvación, debes recordarlos constantemente. El rey Salomón advirtió a su hijo que nunca olvidara el mandamiento de su padre y la enseñanza de su madre sobre las mujeres inmorales (Pr 6:20-35).

Los pecados sexuales son un gran peligro para todos los jóvenes, especialmente en esta generación. Las consecuencias son muy costosas con aborto, enfermedades venéreas, divorcio, culpa, soledad, relaciones destruidas, reputación arruinada y disfunción sexual entre ellas. Pero el mundo lo llama sexo casual y lo embellece. Lo que Dios desprecia y condena, Hollywood lo defiende y promueve. Los padres deben enseñar a sus hijos la verdad sexual y recordársela con frecuencia.

Los pecados sexuales son una gran tentación para todo joven, especialmente en esta generación. Los altos niveles hormonales, el bombardeo mediático a los sentidos, el tiempo de ocio excesivo, la vestimenta inmodesta, la ridiculización de los matrimonios jóvenes, y muchas parejas promiscuas a disposición, se combinan para una tentación poderosa. En lugar de condenar la fornicación y advertir contra ella, los establecimientos educacionales la permiten y la fomentan llamándola sexo casual. Los padres deben sujetar a sus hijos firmemente en esta área.

El pronombre plural implícito “ellos”, se refiere a los mandamientos del padre y la enseñanza de la madre (Pr 6:20). Estas son reglas de los padres para salvar a su hijo de la amenaza de las rameras (Pr 6:23-24). Salomón escribió mucho sobre este peligro en el libro de Proverbios (Pr 2:16-19; 5:1-23; 6:20-35; 7:6-27; 9:13-18; 22:14; 23:27-28). Padre, ¿adviertes a tus hijos de este peligro?

Atarlos continuamente en el corazón significa recibirlos con afecto y obedecerlos con fervor, con la intención de no olvidarlos nunca (Pr 3:3; 4:21; 7: 3). Enlazarlos alrededor de tu cuello es mantenerlos visibles en todas las situaciones de la vida: un recordatorio presente. Si las advertencias sexuales de Dios están guardadas en el corazón y visibles en la vida, el éxito esta al alcance (Sal 119:9,11).

Salomón sabía que podía funcionar, porque escribió: “Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; hablarán contigo cuando despiertes” (Pr 6:22).

Pero, ¿ves a ese hombre sin ojos moliendo en una prisión filistea? ¿Sus padres no le advirtieron? Sí, lo hicieron (Jue 14:1-3). Pero él no ató los consejos de sus padres en su corazón ni los enlazó alrededor de su cuello. Más fuerte que cualquier hombre, no pudo, sin embargo, competir con la belleza, las palabras y los besos de Dalila (Pr 7:26). Mientras molía en la prisión filistea tuvo mucho tiempo para reflexionar y odiar cómo había despreciado los mandamientos de su padre y las buenas enseñanzas de su madre (Pr 5:8-14). El sexo casual lo destruyó. Fue sólo culpa suya.

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