Proverbios 7:15
“Por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado” (Pr 7:15).
Habla una ramera. Sus palabras son dulces y halagadoras. Ella describe su pasión, esfuerzos y éxito en encontrar a su amante. Ella lo aparta románticamente de su conciencia e instrucción virtuosa. Lo halaga con deseo ávido, y él se enamora de ella tan fácil y rápidamente como un pájaro vuela hacia una trampa. Ella sabe cómo besar y acariciar a su presa en la adormecedora pesadilla del falso amor.
Cualquier mujer que no sea tu esposa puede ser la mujer extraña. Y ella es en verdad extraña, una enemiga, si hace algo para excitarte o invitarte a tener intimidad con ella. Sus besos o palabras son mentira, porque hablan de cariño y placer, aunque sólo hay odio y dolor. No te acerques a sus besos, y no escuches sus palabras.
Salomón usó este capítulo para advertir contra la mujer extraña. Describió en detalle su seducción: su carácter sutil, sus acciones románticas, sus palabras dulces y sus cuidadosas precauciones (Pr 7:10-21). Como el ejemplo perfecto de un padre sabio, se esforzó por advertir a su hijo sobre una de las tentaciones más peligrosas de la vida: las mujeres inmorales.
La amplia experiencia de Salomón con 1.000 mujeres le dio una ventaja única (1 R 11:3). A menudo advirtió sobre el atractivo y el poder de las palabras halagadoras de una mujer (Pr 2:16; 5:3; 6:24; 7:5,21). Pero aquí hay una vista previa de algunas de sus palabras: las halagadoras expresiones de ardiente pasión y ferviente amor por su víctima.
Que todo hombre tiemble de miedo ante este enemigo. José huyó de una ramera seductora, aunque eso lo llevó a la prisión (Gn 39:7-20). Sansón, en cambio, escuchó las mentiras seductoras, y le costó su vida (Jue 16:4-21). La adulación apasionada de una mujer es demasiado para la mayoría de los hombres. Las palabras halagadoras y los esfuerzos entusiastas por conquistar superan la resistencia de la mayoría de los hombres.
La seguridad es simple. Evita a la mujer deseable con la que no estés casado. Rechaza cualquier palabra o correspondencia que incluso insinúe afecto, y termina la relación por completo. Recuerda que los besos y los halagos de alguien que no sea tu mujer son simplemente un disfraz seductor para tu destrucción, sin importar si se ofrecen con malicia o inocencia.
Mujer cristiana, si privas a tu marido de adulación y cariño, serás cómplice de sus pecados sexuales, porque lo vuelves vulnerable a lo que otras mujeres saben dar y están dispuestas a dar. ¿Cuándo fue la última vez que ensalzaste sus buenas características de apariencia y carácter? (Cnt. 5:9-16) Incluso Pablo lo hizo (1 Co 7:3).
La advertencia aquí se extiende también a los adoradores del vientre y a los transgresores religiosos: cristianos con una forma de piedad, pero que no viven vidas santas. Sus buenas palabras y sus bellos discursos engañan a los simples, así como la ramera engañó al joven aquí. Pablo nos advierte a identificar y a evitar a tales personas (Ro 16:17-18; Fil 3:17-20; 1 Ti 6:3-5).
Recuerda, los besos y las palabras del enemigo son engañosas (Pr 27:6; 26:24-28). Los enemigos de tu alma viven vidas falsas, por lo que no sorprende que sus palabras y su afecto sean falsos también (Sal 28:3; 55:21). Como la ramera, su corazón es astuto (Pr 7:10); han comprometido la verdad y la integridad de sus almas, por lo que sus palabras también son engañosas. Sus grandes palabras hinchadas de vanidad son solo espuma mentirosa (2 P 2:18; Jud 1:16). Júzgalos por sus vidas.
Cuando dicen: “Es tan bueno verte”, ¿qué quieren decir? ¿Qué es bueno? ¿Qué bien te han hecho o qué bien han recibido de ti? ¿Qué bien quieren darte, o qué bien esperan de ti? En lugar de hablar del bien, deberían estar haciendo el bien, ya sea uniéndose a la adoración a Dios o corrigiendo su adoración para que sea buena.
El verdadero amor se encuentra solo en el Señor Jesucristo y existe solo en la verdad (1 Co 13:4-7; Fil 1:9-11; 1 Jn 4:7-13). Es sorprendente la frecuencia con la que las grandes sonrisas, los saludos cálidos, los abrazos afectuosos y los ojos acuosos carecen por completo de Jesucristo o Su evangelio. ¿Qué es esta amistad impía? Es engaño mentiroso de hombres que se engañan a sí mismos, que han elegido el amor a los placeres sobre el amor a Dios (2 Ti 3:4,13). Desprecia sus besos y palabras (Pr 27:6).
¿Es de extrañar que David orara dos veces en un salmo para ser librado de hijos extraños – falsos hermanos – cuya boca habla vanidad y su diestra es diestra de mentira? (Sal 144:7-8,11) Amigo sabio, David oró por ser librado de hombres lisonjeros para poder disfrutar de las bendiciones de Dios sobre su familia (Sal 144:12-15).
La Iglesia de Roma y todas las iglesias falsas siguen el mismo curso. Usan el engaño aprendido de su padre (Jn 8:44). Pretenden ser hombres justos, apóstoles de Cristo y ministros de justicia, pero son lobos rapaces (Mt 7:15; Lc 20:20-22; Hch 20:29-30; 2 Co 11:13-15). Como la ramera seduce al hombre por su dinero, así estos falsos maestros hacen mercancía de los simples cristianos con sus palabras fingidas (2 P 2:3).
Para librarte por completo de la tentación de la mujer extraña, debes encontrar a, y casarte con, una mujer virtuosa con la que puedas tener un compañerismo que honre a Dios, resultando en una familia que te de gran placer (Pr 5:15-19). Para librarte por completo de la tentación de las iglesias falsas, debes encontrar y unirte a una iglesia apostólica que predique la Biblia, que siga los caminos antiguos y contienda fervientemente por la fe una vez dada a los santos (Jer 6:16; Jud 1:3).
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