Proverbios 7:21

“Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios” (Pr 7:21).

Las mujeres pueden dominar a los hombres, ¡con sus palabras! Los hombres anhelan escuchar los elogios, el afecto y la lealtad de una mujer. La adulación de una mujer promiscua es muy peligrosa. Las mujeres malvadas usan este poder para inducir a los hombres a pecar; las mujeres virtuosas lo usan para complacer, proteger y alentar a sus maridos.

La parábola de Salomón sobre una adúltera que seduce a un joven necio incluye el poder de sus palabras para tentarlo a pecar con ella. Su discurso es poderoso. Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, lo obligó a pecar sexualmente con ella con la zalamería de sus labios. Él es completamente culpable por pecar con ella, pero la sabiduría de este proverbio es comprender correctamente el peligro y el poder de las palabras de una coqueta.

En este mundo perverso, no importa cómo se vista o actúe una mujer, los problemas sexuales siempre serán culpa del hombre. El acoso sexual ocurre en una sola dirección para las mentes débiles y los tribunales afeminados de hoy. Pero el Señor y Salomón advirtieron acerca de las mujeres que seducen y someten a los hombres con sus encantos, y tenían razón. Las mujeres tienen este poder (Pr 6:24-25; 7:26; Ec 7:26).

Las mujeres promiscuas crean más tentación sexual para los hombres que los hombres lascivos para las mujeres (Pr 23:27-28). Solo las mujeres más bajas se sienten atraídas por los hombres groseros, atrevidos y lascivos. Las mujeres generalmente están protegidas por inhibiciones más fuertes, necesidad de compromiso, familia, leyes y decoro social. Pero, ¿qué puede proteger a los hombres de una seductora audaz? ¡Proverbios!

La adulación o zalamería es un elogio excesivo utilizado para seducir a alguien en contra de su voluntad. Es presentar un asunto de manera muy favorable para hacerlo lucir más agradable y desarmar al oyente. Los hombres amamos la alabanza de una mujer, porque ganar la adoración, el respeto, el favor y la devoción de una mujer es un impulso instintivo puesto en nuestros corazones y lomos por Dios. Las mujeres malvadas manipulan este deseo en los hombres para aprovecharse de ellos con sus diversos esquemas de seducción con fines egoístas.

Cualesquiera que sean las inhibiciones contra el pecado sexual que tenga un hombre, ya sea por la religión, la educación de los padres o el carácter noble, a menudo las perderá al enfrentarse al discurso tentador y halagador de una mujer deseable. La adoración de una mujer es un elixir al que solo unos pocos hombres excepcionales pueden resistirse, y solo por la gracia de Dios. José pudo haber resistido a la esposa de Potifar, pero fue una excepción a la regla general de las Escrituras y la experiencia humana.

El rey Salomón a menudo advirtió a su hijo contra las palabras suaves y sinuosas de una seductora promiscua (Pr 2:16; 5:3; 6:24; 7:5; 22:14). Los hombres sabios prestarán mucha atención y evitarán a tales mujeres, antes de que sus palabras mentirosas les roben el alma y la virtud. Pero aquí Salomón acaba de describir en detalle el acercamiento verbal de una adúltera que seduce a una víctima ingenua (Pr 7:13-20). Su resumen en este proverbio expone bien el caso. ¡Obligó al joven a ceder con la zalamería de sus labios!

Salomón describió a la ramera usando un abrazo, un beso y una cara audaz y desinhibida antes que sus palabras (Pr 7:13). Luego dio una larga descripción de su hermoso discurso:

1. Soy realmente una buena chica. No soy una ramera: dormir conmigo no será pecado (Pr 7:14).

2. He hecho muchos preparativos y tengo muchas cosas para pasar un buen rato (Pr 7:14).

3. Mis motivos son muy nobles en querer pasar un rato inolvidable contigo (Pr 7:15).

4. He esperado mucho tiempo y he soñado muchas veces con encontrar a un hombre como tú (Pr 7:15).

5. Me alegro mucho de haberte encontrado, porque no quiero estar con nadie más (Pr 7:15).

6. Es tan maravilloso estar a solas contigo y sentir esta pasión entre nosotros (Pr 7:15).

7. He querido conocerte desde hace mucho tiempo. He hecho muchos preparativos para este momento (Pr 7:16).

8. He arreglado las cosas para el más apasionado y perfecto acto de amor entre nosotros (Pr 7:16).

9. Sé hacer cosas especiales que te encantarán, que otras mujeres aburridas no conocen (Pr 7:17).

10. Me preocupo por ti más que cualquier otra mujer, por eso me esfuerzo más para complacerte (Pr 7:17).

11. Nos amamos más que ninguna otra pareja en el mundo (Pr 7:18).

12. Experimentemos plenamente la profundidad de este amor único y especial que tenemos (Pr 7:18).

13. Ninguna mujer se ha sentido tan fuertemente atraída por un hombre como yo me siento por ti (Pr 7:18).

14. Nuestra forma de hacer el amor superará todas las formas de hacer el amor en la historia del mundo (Pr 7:18).

15. El consuelo y el placer que podamos encontrar el uno en el otro será maravilloso (Pr 7:18).

16. Nuestro amor y placer durarán toda la noche, y toda nuestra vida, para siempre (Pr 7:18).

17. No te preocupes por ningún riesgo, que el marido se fue a un largo viaje de negocios (Pr 7:19).

18. Él ama los negocios más que a mí: necesito tanto tu amor y tu cuerpo (Pr 7:19).

19. No hay riesgo de ser atrapados. Lo he resuelto todo para que estemos seguros (Pr 7:20).

20. Él tiene dinero, al que ama. Tú y yo tenemos un amor que su dinero no puede comprar (7:20).

Joven, ¿qué tan fuerte era Sansón? ¿Era más fuerte que cualquier hombre? ¡Por cierto! Él era más fuerte que tú. Pero las rameras han matado a muchos hombres fuertes (Pr 7:26). Dalila usó sus encantos y sus palabras para destruirlo, aunque él sabía que ella quería destruirlo. ¿Por qué no pudo resistirse a ella? ¡Porque las palabras halagadoras de una mujer hermosa son demasiado para la mayoría de los hombres! Lee acerca de su debilidad e impotencia ante la manipulación descarada de sus halagos (Jue 16:4-21).

Joven, ¿qué tan sabio era Salomón? ¿Era más sabio que cualquier hombre? ¡Por cierto! Él era más sabio que tú. Pero las rameras han derribado y herido a muchos grandes hombres (Pr 7:26). Las mujeres exóticas hicieron pecar incluso a Salomón, en contra del buen consejo de sus propios proverbios (1 R 11:1-8; Neh 13:26). En ninguna otra nación del mundo y de la historia hubo un rey como él, y Dios lo amaba; pero estas mujeres corrompieron su gran carácter con su poder sobre él (Ec 7:26).

Para evitar la peligrosa adulación de las mujeres, también debes cuidarte de las palabras seductoras en notas, tarjetas, correos electrónicos, mensajes de texto, tuits, mensajes visuales, cartas, foros o cualquier otra forma de comunicación moderna. No importa cómo las palabras de una mujer lleguen a la mente de un hombre, ¡son poderosas! Ella puede comunicarse contigo hoy más fácilmente que nunca, y la sabiduría exige precaución en todos estos nuevos peligros del siglo 21.

Mujer cristiana, guarda tu habla con los hombres que no sean tu marido. Sé sobria. Odia el coqueteo o la adulación. Si bien los elogios son algo maravilloso, son demasiado poderosos para dárselos a otros hombres, excepto en raras ocasiones y con gran discreción. Pero debes aprender a usar palabras amables y la seducción femenina con tu marido, ya que ellas pueden fortalecer el alma y el carácter de un hombre para que sea la criatura fuerte y noble que Dios quiso que fuera.

Esposa cristiana, ¿por qué permites que las mujeres del mundo tienten a tu marido a causa de tu silencio o mojigatería en el hogar? Una esposa virtuosa es hábil en todas las artes del amor (Pr 5:19; 1 Co 7:1-5; He 13:4), incluidas las palabras que consuelan, intrigan, excitan e invitan a su marido. Si no te han enseñado tales cosas, necesitas leer el Cantar de los Cantares. El libro de Proverbios tiene lecciones de sabiduría, pero este Cantar describe a dos apasionados amantes en el vínculo del matrimonio.

La naturaleza sutil y condenatoria de la adulación se ve también en la religión falsa, donde las palabras halagüeñas y los discursos zalameros se usan para engañar los corazones de los incautos oyentes (Ro 16:17-18; 2 Co 2:17; 11:3-4, 13-15; Col 2:4; 2 P 2:3,18). ¿Cuál es la protección? Busca una iglesia pura y sencilla que exalte al Señor Jesucristo con la predicación directa de la Biblia. Busca ministros que enseñen acerca de todas las cosas de la vida eterna de manera clara y honesta (2 Co 4:2). En lugar de preocuparte por la forma que tenga el púlpito, céntrate en el contenido que proviene de él. En lugar de entretención y vida social, busca doctrina e instrucción.







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