Proverbios 7:26
“Porque a muchos ha hecho caer heridos, Y aun los más fuertes han sido muertos por ella” (Pr 7:26).
¿Qué tenían en común Sansón y Salomón? No pudieron resistirse a las mujeres fáciles. ¿Son los hombres más fuertes que las mujeres? Sí, comúnmente. No, cuando la mujer es una adúltera. Aquí está la advertencia del sabio Predicador sobre el peligro de la mujer extraña, una mujer que no es tu legítima mujer, especialmente una mujer con un corazón de prostituta (Pr 7:1-27).
Salomón, un padre sabio, advirtió sobriamente a su hijo sobre la tentación y el peligro de la mujer suelta (Pr 7:1-5,24-27). Después de describir la seducción de un joven necio en una larga parábola (Pr 7:6-23), resumió el grave peligro de acercarse a una mujer así de dos maneras: su poder sobre los hombres es grande (Pr 7:26), y los resultados son fatales (Pr 7:26-27).
Adán y Eva enseñan una lección sobria en el Edén (Gn 2:18-25; 3:1-6). Aunque Adán fue hecho primero y Eva fue hecha para su ayuda, él no pudo resistirse a la oferta de ella de comer del fruto prohibido (Gn 3:12). La mentira de Satanás a Eva no engañó a Adán, pero él débilmente se sometió a su mujer por encima de Dios y Su mandamiento (Gn 2:16-17; 1 Ti 2:14). Satanás ha usado a las mujeres para seducir a los hombres desde entonces, estén casados o no (Job 2:9; 1 R 11:1-11).
Dios hizo que el cuerpo de la mujer, su habla halagadora, su anhelo de contacto físico y afán de intimidad, sean un gran atracción para los hombres. Estas cualidades femeninas, usadas apropiadamente en el matrimonio, resultan en los grandes placeres del Cantar de los Cantares. Usadas fuera del matrimonio, son una poderosa tentación a pecar que solo unos pocos hombres pueden resistir. Como dice el proverbio: “Muchos hombres fuertes han sido muertos por ella”. La única forma segura de evitar el adulterio, es alejarse de la adúltera (Pr 7:6-8,25).
Las mujeres han alterado las naciones al seducir a sus líderes. Piensa en Cleopatra. Esta adúltera intrigante robó el trono de Egipto y socavó el de Roma al seducir a Julio César, y luego destruyó al general Marco Antonio también por medio del adulterio. Estos hombres, renombrados por su coraje, liderazgo y fuerza, fueron masilla blanda en las manos sensuales de la mentirosa egipcia.
Pero estaba José, quien resistió los repetidos avances de la mujer de Potifar, para finalmente gobernar Egipto, solo superado por Faraón (Gn 39:7-12). Aunque nunca tuvo la fuerza de Sansón ni mató a un gigante como David, José es un héroe mayor. Y el Señor Jesucristo, tentado en todo como cualquier hombre, se mantuvo sin pecado toda su vida (He 4:15).
¿Cuánto costará el adulterio? ¡Serás herido y muerto! Dalila llevó a Sansón a una tumba temprana de ignominia y vergüenza. Betsabé le costó enormemente a David el resto de su vida. Y las mujeres paganas de otras naciones arruinaron la vida y la dinastía de Salomón. El adulterio no es la diversión emocionante que el mundo describe; el adulterio es un doloroso infierno y muerte (Pr 7:27).
¿Cómo pueden los hombres vencer a la adúltera? No deben acercarse a ella, porque no tienen fuerzas para resistirla. Deben evitarla por completo. La suripanta, tiene cuatro artimañas: la apariencia, la adulación, el tacto y la voluntad. Rechaza la pornografía, la natación mixta y las mujeres vestidas sin modestia. Rechaza los coqueteos, las llamadas telefónicas, los mensajes de texto y los correos electrónicos. Rechaza bailar, abrazar u otro contacto físico con una mujer extraña. Y nunca permitas una conversación u oportunidad personal o íntima donde te pueda comunicar su voluntad de pecar contigo.
Las buenas mujeres captan el poder que tienen y lo usan para complacer a sus maridos y lograr la paz en sus matrimonios y hogares (Cnt 8:6-7; 1 Co 7:1-5). Y los maridos se regocijan en el placer maravilloso (Cnt. 1:1-2; 2:3-7; 3:4-5; 5:9-16; 8:1-4). La buenas mujeres usarán su apariencia, palabras románticas, caricias físicas e iniciarán el acto sexual para promover el romance en el hogar y para salvar a sus maridos de las mujeres prostitutas (Pr 5:19-20; 1 Co 7:1-5; He 13:4).
Hay otra ramera en la Biblia. La gran ramera de Apocalipsis 17. Ella también a muchos ha hecho caer heridos, y aun los más fuertes han sido muertos por su falsa doctrina y prácticas abominables. El camino a la seguridad es el mismo: mantente alejado de ella y encuentra una verdadera iglesia de Jesucristo donde puedas reunirte, adorar y servir en pureza apostólica.
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