Proverbios 7:9
“A la tarde del día, cuando ya oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche” (Pr 7:9).
Muchos pecados ocurren en la noche, especialmente los pecados sexuales. Dios te advierte sobre la oscuridad y la noche. Aquí hay un joven que sale de noche en busca del pecado y se encuentra con una adúltera. En una larga parábola, el rey Salomón describió la ruina de un joven necio por el sexo casual (Pr 7:6-27).
Joven, ten cuidado y temor. Hay más tentación por la noche; los deberes del día que mantienen ocupados a los hombres han terminado; pensarás tontamente que puedes esconderte bajo el manto de la oscuridad. Los sabios se van temprano a casa; los hombres piadosos saben quedarse en casa después de la cena.
Un joven necio, que busca una mujerzuela, comienza su búsqueda cuando “oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche”. No se acerca a su casa a plena luz del día, porque sería visto; y de día tampoco es tan fácil encontrarla, porque ella también debe ocultar sus malos pasos.
Job describió a los adúlteros de esta manera: “El ojo del adúltero está aguardando la noche, diciendo: No me verá nadie; y esconde su rostro” (Job 24:15). En otro lugar, Job va mucho más allá al describir cómo varios hombres malvados odian la luz (Job 24:13-17).
El pecado causa culpa y vergüenza, y trae castigo, así que los hombres ocultan las actividades pecaminosas de la vista de los demás. El Señor Jesús dijo que los hombres malvados buscan las tinieblas para ocultar sus pecados, para que la luz no revele su maldad (Jn 3:19-21). Adán y Eva trataron de ocultar su desnudez con hojas de higuera y escondiéndose entre los árboles del jardín (Gn 3:7-8). La oscuridad siempre ha sido el manto favorito para el sexo ilícito.
Durante el día, incluso las zonas malas de una ciudad parecen libres de pecado y vicio; pero después del anochecer, están llenas de personas malvadas que usan la noche para ocultar identidades y actividades. La embriaguez, la fornicación, la prostitución, el robo y el asesinato aumentan exponencialmente durante la noche.
Los bares para reunirse con pecadores para fornicar se llaman clubes nocturnos por una buena razón: ¡no funcionarían bien como clubes diurnos! Las Vegas, una sentina de iniquidad estadounidense, hace la mayor parte de sus negocios por la noche. Los casinos son expertos en la depravación humana y cumplen el proverbio.
Los restaurantes y salones nocturnos bajan las luces y suben la música, porque cualquier mujer se ve mejor en una luz tenue después de unos tragos con música carnal. La osadía de perseguir la embriaguez, la fornicación y otros pecados se ve muy alentada por la protección de las tinieblas.
La programación de la televisión después de las 10 de la noche, la hora decisiva, está cuidadosamente diseñada para audiencias adultas con programas y películas inmorales. Con las actividades legítimas y productivas terminadas, los adultos pueden acostar a los niños y llenar sus mentes con imágenes y conductas impías para corromper sus almas y pensamientos durante la noche. Los cines también son concurridos principalmente por la noche, y hasta entrada la madrugada, siendo el sexo pecaminoso su tema principal.
Tus abuelos tenían una mejor rutina antes de que la electricidad trajera la televisión, las películas e innumerables actividades por la noche. Se acostaban con las aves y se levantaban con ellas; no había tiempo ni oportunidad para pasear, juerguear o ir a discotecas por la noche. Comenzaban cada día temprano y trabajaban duro, y terminaban cada día poco después de la cena.
Mantenían un horario que promovía un tiempo sobrio de quietud y recogimiento durante la mañana que ahora se ha perdido. Su énfasis estaba en cuánto podían hacer por la mañana en lugar de sobrevivir el día para poder juerguear por la noche. Su sobriedad condena a esta generación, adicta a las diversiones y al placer, y mucho de ello por la noche.
Alguna vez fue un adagio en América: “Acostarse temprano, levantarse temprano, hace que un hombre sea saludable, rico y sabio”. Los cristianos correctamente podrían agregar la piedad a ésta fórmula, porque generalmente son actividades aprobadas por Dios las que se llevan a cabo desde la mañana hasta la tarde. Los americanos de hoy se burlan tontamente de cualquier “viejo” que se acueste antes de las 10 de la noche.
Si David se hubiera quedado en la cama con una de sus bellas y cariñosas mujeres, nunca habría visto a Betsabé usando el manto del atardecer para bañarse impúdicamente (2 S 11:2). Qué tonta elección dejar su aposento y salir al crepúsculo abandonando la seguridad de su casa. Las consecuencias de solo un atardecer deambulando por la azotea lo persiguieron por el resto de su vida.
No todas las actividades nocturnas son malas: Pablo predicó una vez hasta la medianoche y más allá (Hch 20:7-11). El Señor Jesús oró toda la noche en ocasiones, debido a las demandas de la multitud durante el día (Lc 6:12). Los pastores estaban de noche en el campo cuando escucharon el anuncio del nacimiento del Señor. Pero estas fueron excepciones y para propósitos piadosos.
Los toques de queda para los jóvenes son reglas excelentes, porque las mentes de los adolescentes necios son más propensas a los deseos de la carne al anochecer, cuando sus acciones se ocultan y sus conciencias se animan a probar cosas que de otro modo evitarían. Levantarlos temprano y exigirles que trabajen duro los dejará cansados y con ganas de dormir cuando finalmente llegue la noche.
Deja que este breve proverbio te afecte de dos maneras. Primero, se más consciente de que las tentaciones sexuales son más intensas en la noche. En segundo lugar, considera ajustar tu horario hacia las mañanas con una reducción de los planes por la noche. Limita las actividades de tus hijos después de la cena y enséñeles hábitos para reducir las tentaciones de la oscuridad. ¡Que la Luz del mundo os salve a vosotros y a vuestros hijos!
A lo largo del Nuevo Testamento, los cristianos son descritos como hijos del día, no de las tinieblas. Debemos vivir y andar como hijos de luz en este mundo de tinieblas; la lección del proverbio es usada ampliamente por el Señor y Sus apóstoles (Lc 16:8; Jn 1:4-9; 3:19-21; 11: 9-10; 12:35-36,46; Hch 26:18; Ro 13:11-14; 1 Co 4:5; 2 Co 4:6; 6:14; Ef 5:8-14; 6:12 ; Col 1:13; 1 Ts 5:1-8; 1 P 2:9; 1 Jn 1:5-6; 2:8-11).
Si eres un hijo de Dios, debes recordar y considerar que no habrá tinieblas ni noche en la Nueva Jerusalén, porque el Cordero de Dios será la luz perpetua y gloriosa de ese lugar (Ap 21:23,25; 22: 5). Pero los impíos aullarán en las negras tinieblas de la oscuridad impenetrable para siempre, porque no habrá luz ni día en el infierno (2 P 2:4,17; Jud 1:13). ¡Aquellos que aman la oscuridad y la noche se saciarán de ambas, y de algo más, por toda la eternidad!
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