Proverbios 8:11

“Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella” (Pr 8:11).

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¿Por qué te levantaste hoy? ¿Cuál es tu mayor ambición en la vida? Lo que sea que estés persiguiendo, es inferior a la sabiduría, porque todas las cosas que puedas desear no se pueden comparar con la sabiduría. ¿Por qué desperdiciar tu vida tras cosas sin valor? Hay grandes riquezas en la sabiduría. ¡Haz de la sabiduría tu mayor ambición y tu meta más importante! (Pr 4:7; 16:16; 23:23)

¿Qué es la sabiduría? Es el poder del juicio correcto: la capacidad de saber qué acción agrada a Dios y a los hombres sabios en cualquier situación. Es decir y hacer lo correcto cada vez. Es reconocer la verdad y el error, sin importar los esfuerzos que se hagan para confundirlos o disfrazarlos. Debería ser la búsqueda de todos los hombres, pero solo unos pocos la buscan y la obtienen. La mayoría de los hombres están obsesionados con distracciones tontas que los destruirán en esta vida y en la siguiente.

Todas las cosas que los hombres desean y se pasan la vida persiguiendo podrían enumerarse y condenarse, pero exponer las tres más populares fácilmente condenará el resto. Estas tres ambiciones comunes de los hombres son: la educación, el éxito financiero y la salud física. Dios piensa que estas tres ambiciones son necias y vanas (Jer 9:23-24). Has sido advertido. No desperdicies tu vida.

Desde temprana edad, a muchos niños los programan para pensar que la educación es el objetivo más importante de la vida. Obtener buenas calificaciones, ir a la universidad y obtener un título de posgrado en una universidad prestigiosa se consideran logros grandiosos. ¡Pero Dios se burla de ellos! (1 Co 1:19-21; 3:18-20; 1 Ti 6:20-21) Estos tontos educados no adquieren sabiduría: que es el temor de Dios y el conocimiento de la verdad de la Biblia. Los divorcios, la depresión, la insatisfacción, las drogas y la disfunción familiar exponen su necedad. Un granjero analfabeto que teme a Dios es mucho mejor.

Otros planean tener éxito profesional y adquirir riqueza. Quieren ser ricos. Sueñan con, y se esclavizan para, vivir en una buena casa en una zona exclusiva. Quieren conducir los mejores automóviles, comer en los mejores restaurantes, enviar a sus hijos a las mejores escuelas y vacacionar en los centros turísticos más lujosos. Pero el dinero crea tantos problemas como los que resuelve (Ec 5:10-17). Ir tras él arruina las almas de los hombres (1 Ti 6:6-10; Lc 12:13-21); corrompe el carácter (Pr 17:23; 18:23; 19:6); y no puedes llevarte nada contigo al morir.

Una búsqueda aún más necia es la salud: el buen estado físico y la apariencia corporal son batallas perdidas hasta que mueres y te despiertas desnudo ante Dios (1 Ti 4:7-9). Nadie queda relevado de servir en esta guerra (Ec 8:8). A pesar de todos sus esfuerzos, vitaminas, alimentos orgánicos, gimnasios, entrenadores personales y medicina alternativa, la humanidad no ha agregado un solo año a la esperanza de vida humana en los últimos 3.000 años (Sal 90:10). En lugar de buscar vivir más, deberían usar los días y años que tienen para vivir mejor ahora (Sal 90:12).

¿Cuál es tu ambición? ¿Qué meta tienes para tu vida? Si es una de estas tres búsquedas que las Escrituras y la naturaleza exponen como vanidad, estás desperdiciando tu vida y el aire de este planeta. Si es algo inferior a estos tres objetivos mencionados, has cometido un error aún peor. Salomón, que poseía la mayor combinación de riqueza, sabiduría y poder que jamás haya existido, experimentó con más cosas de las que tú puedas imaginar. ¿Cuál fue su conclusión? Teme a Dios y guarda sus mandamientos: ¡verdadera sabiduría! (Ec 12:13-14)

Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento (1 Ti 6:6). La piedad es agradar a Dios con tus pensamientos, palabras y obras: la esencia de la verdadera sabiduría que Salomón exaltó en este proverbio. El contentamiento es felicidad y satisfacción contigo mismo y tus circunstancias, sin importar cuáles sean. La piedad y el contentamiento son la clave para una vida maravillosa. Si descuidas o rechazas la piedad y el contentamiento, más te valdría no haber nacido. La sabiduría es mejor que los rubíes, y no hay nada más en la vida que valga la pena comparar con ella. Busca la sabiduría de lo alto hoy.

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