Proverbios 8:15
“Por mí reinan los reyes, y los príncipes determinan justicia” (Pr 8:15).
Estas son las palabras de la Dama Sabiduría. Ella es el pronombre de primera persona aquí. Salomón está en medio de una personificación sobre la sabiduría (Pr 8:1-36), y ella enseña que los buenos reyes y gobernantes en general deben tenerla, ya que de ella depende la recta ejecución de sus oficios.
Las grandes naciones tienen grandes líderes, una gran legislación y grandes sistemas legales. Su grandeza depende de que los gobernantes civiles tengan sabiduría para promulgar y hacer cumplir la justicia para todos los ciudadanos. La sabiduría proviene del temor de Dios y de las instrucciones inspiradas en la Palabra de Dios.
Un rey sin sabiduría es un opresor, porque necesita sabiduría para gobernar con justicia su reino (Pr 28:16). Muchos reyes han reinado sin sabiduría, por eso no fueron buenos reyes; muchos gobernantes han decretado leyes, pero no eran leyes buenas ni justas.
Salomón está escribiendo sobre gobernantes piadosos y justos, como él y su padre. Cuando dice que es abominación que los reyes hagan el mal (Pr 16:12), solo describe a los reyes buenos, porque muchos reyes han sido muy malos. Escribió sobre la verdadera sabiduría para los reyes piadosos.
El proverbio tiene elipsis: palabras faltantes implícitas en el contexto y que los lectores atentos entienden fácilmente. La palabra que falta se proporciona en la segunda cláusula: justicia. Salomón en la primera cláusula no enseña sobre cualquier tipo de rey; escribió sobre buenos reyes que gobiernan con justicia y rectitud, con sabiduría y discreción. Los buenos reyes deben tener sabiduría.
Salomón demostró ser un rey muy sabio al ordenar que un bebé fuera partido por la mitad con una espada (1 R 3:16-28), porque solo una gran sabiduría y discreción podían resolver el pleito de las mujeres. Había buscado este entendimiento cuidadosamente al comienzo de su carrera, porque le habían enseñado la importancia de la verdadera sabiduría (1 R 3:7-9; Pr 4:1-9).
La sabiduría es tan importante para gobernar que un niño pobre con ella es mejor que un viejo rey rico sin ella (Ec 4:13). La sabiduría puede compensar las limitaciones, así que búscala (Stg 1:5). Y esto se aplica a todo marido, padre, jefe, magistrado y pastor que se quiera desempeñar bien.
La sabiduría enseña a los reyes la importancia de muchas cosas: castigar a los impíos (Pr 20:8,26), misericordia y verdad (Pr 20:28), juzgar fielmente a los pobres (Pr 29:14; 31:8-9; 24:11-12), ser hombres buenos, de palabra amable (Pr 14:35; 16:13; 22:11), y escudriñadores de la verdad (Pr 25:2).
La sabiduría también enseña a los reyes a evitar muchas cosas: sobornos (Pr 29:4), vino y bebidas más fuertes (Pr 31:4-5), mujeres promiscuas (Pr 31:3; Ec 7:26-29), gula ( Ec 10:16-17), mentiras (Pr 17:7; 29:12), fianza (Pr 6:1-5) y consejeros malvados (Pr 25:5).
La sabiduría está disponible para cualquier hombre o mujer. Si bien puede hacer grandes a los gobernantes civiles y a sus naciones refugios de paz y prosperidad, tú puedes tener sabiduría fácilmente si te humillas para amar y temer verdaderamente a Dios, pidiéndola y estudiando la Biblia.
No hay rey como el Señor Jesús, quien hace juicio y justicia en la tierra, y se ganó el título de Jehová, Justicia Nuestra (Jer 23:5-6). Se le llama Fiel y Verdadero (Ap 19:11), porque gobierna con sus grandes tesoros de sabiduría y conocimiento (Col 2:3). David, poco antes de morir, profetizó de este Hijo que aún no había conocido que, gobernaría con justicia sobre los hombres en el temor del Señor (2 S 23:1-5). ¿Lo conoces?
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