Proverbios 8:29

“Cuando ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando establecía los fundamentos de la tierra” (Pr 8:29).

Los hombres aman la orilla del mar. Aman contemplar los inmensos océanos que cubren dos tercios de la superficie terrestre. Aunque la profundidad, la anchura y la fuerza de los mares son grandes, y aunque la arena es sólo unas pocas pulgadas más alta que el agua, no hay peligro. Jehová colocó la arena sobre un cimiento de tierra, y mandó a las aguas de los océanos y mares que no pasaran más allá. Y usó sabiduría en este gran diseño.

Salomón personificó a la sabiduría como una mujer para exaltar la belleza del conocimiento y el entendimiento (Pr 8:1-36; 9:1-12). Nos presentó a la Señora Sabiduría (Pr 8:1-11), describió sus rasgos y recompensas (Pr 8:12-21), nos habló de su presencia con Dios en la creación del mundo (Pr 8:22-31), y exhortó a los hombres a recibirla por bendición en sus vidas (Pr 8:32-36). Con este proverbio nos enseña que cuando Dios creó los océanos lo hizo con sabiduría (Pr 8:27-31).

Los océanos y los mares son una de las mayores maravillas de la tierra. La Biblia nos dice exactamente cómo llegaron a ser. “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. . . Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno” (Gn 1:2,9-10).

El Señor espera que te impresionen los océanos y los límites que Él les impuso. Se jactó ante Job de cerrar las aguas con puertas y cerrojos (Job 38:8-11). Inspiró a David a escribir acerca de las aguas que se amontonan hasta un límite que no pueden traspasar (Sal 33:7; 104:9). Y habló por medio del profeta Jeremías que los hombres debían temerle por su fantástica maravilla de ligar los océanos con un cordón de arena, que no pueden traspasar por mucho que se agiten y bramen (Jer 5:22). ¡Dale a Dios la gloria!

Los océanos y mares cubren el 71% de la tierra. El Océano Pacífico es 17 veces el tamaño de los Estados Unidos. La Fosa de las Marianas en el Océano Pacífico es más profunda que la altura del Monte Everest, por casi dos kilómetros. A pesar de los huracanes, tifones, maremotos y tsunamis, las playas y costas están donde estaban el año pasado. Dios dio un decreto a los océanos y mares, y no pueden cruzar Sus límites. ¡Tampoco los malvados! (Sal 65:7; 76:10)

La lección es sencilla. Si el bendito Creador del cielo y la tierra, el Señor Jehová, se regocijó en la sabiduría antes de formar los mares y la tierra seca, entonces la sabiduría es ciertamente algo que debes buscar con todas tus fuerzas. Si el Creador la poseía desde el principio, ¿cuánto más sus criaturas deberían buscarla? (Pr 3:13-18; 4:5-13; 8:32-36)



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