Proverbios 8:32
“Ahora, pues, hijos, oídme, y bienaventurados los que guardan mis caminos” (Pr 8:32).
¿Te importa tu futuro? Ante ti hay un llamado a considerar un asunto, porque tu futura prosperidad depende de ello. ¿Te molesta que te llamen “hijo”, si es la Dama Sabiduría la que lo hace? No deberías, porque sin su sabiduría eres más ignorante que un niño. Aquellos que la escuchen y guarden sus consejos serán bendecidos con felicidad y éxito.
“Ahora, pues”, se utiliza para dar una conclusión de lo que ya se ha escrito anteriormente, y es tu deber interpretativo encontrar la conexión. En este caso, la Dama Sabiduría está resumiendo tu necesidad de entendimiento por los beneficios que ya ha enumerado anteriormente.
Salomón personificó la sabiduría como una mujer en Proverbios 8 para llamar tu atención mediante un lenguaje creativo y atractivo. Primero la Sabiduría se presenta a sí misma, su propósito y el valor que ella tiene (Pr 8:1-10). Luego enumera los numerosos beneficios que ella ofrece a individuos y naciones (Pr 8:11-21). Después de eso, describe cómo Dios la usó a ella en la creación del mundo (Pr 8:22-31). Finalmente, resume su llamado con una conclusión persuasiva (Pr 8:32-36).
Inclinándose ante los especuladores teológicos, la mayoría de los comentaristas suponen que el Señor Jesús, el Hijo eterno de Dios, está llamando a Sus ovejas en este texto. La mayoría de los lectores ni siquiera comprenderán esta confusión, lo cual es bueno. La mujer que habla en el capítulo es la Sabiduría personificada, no una forma femenina del Hijo de Dios generado por algún proceso eterno misterioso.
¿Qué tan bien escuchas o prestas atención? Algunos se sientan en silencio y las palabras les entran por un oído y les salen por el otro. Les encanta soñar despiertos o dormitar. Dejan un libro sobre la mesa o se van de la presencia de un maestro sin haber aprendido nada, y sus vidas nunca mejoran. Otros se afanan por cada palabra, y se van considerando sobriamente lo escuchado (Pr 2:1-9; Sal 1:1-3; Hch 17:11; 1 Ts 5:21).
Escuchar y pensar en algo significa poco. Debes cambiar tu vida por lo que escuchas para que te beneficie. ¡Esto es fundamental! Cada proverbio, sermón o pasaje de las Escrituras debe afectar tu vida. La Biblia es el único libro de sabiduría inspirada y preservada en la tierra. Solo aquellos que la obedezcan tendrán éxito (Stg 1:21-25; Mt 7:21-27).
La sabiduría de Dios solo beneficia a quienes la guardan: la ponen por obra. “Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos [ponerlos por obra] hay grande galardón” (Sal 19:10-11). “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace” (Stg 1:25).
El Señor Jesús, el hombre sabio mas grande que Salomón, dijo: “Mirad, pues, cómo oís” (Lc 8:18; 11:31). ¿Por qué? Porque Dios juzga severamente a aquellos que rechazan Su oferta de sabiduría: Él te quitará el entendimiento que crees tener y se reirá cuando enfrentes las calamidades de la vida sin él (Pr 1:20-32). ¡Debes amar la muerte para seguir este camino! (Pr 8:36)
El Señor Jesús advierte sobre tres amenazas principales que te apartan de retener la sabiduría. Primero, no oras, revisas, estudias o meditas en lo que se enseña. En segundo lugar, eres demasiado temeroso y débil para resistir la persecución y la presión de los demás. Tercero, estás demasiado encaprichado con las vanidades de este mundo, y tus preocupaciones ahogan cualquier progreso en tu vida espiritual (Lc 8:11-14). ¿Qué tan atento y ansioso has estado leyendo este proverbio y su comentario? ¡Ten cuidado!
- - - - - - -
Comentarios
Publicar un comentario