Proverbios 6:4
“No des sueño a tus ojos, ni a tus párpados adormecimiento” (Pr 6:4).
Si hay algo que necesitas hacer para ser sabio, debes hacerlo inmediatamente. Ser el aval de alguien puede ser una trampa fatal (Pr 6:1-5). Si imprudentemente hiciste tal compromiso, usa todos los medios y la velocidad de que dispones para salir de él hoy. En todo asunto de piedad, prudencia, verdad y sabiduría, hoy, ahora, es el tiempo de obedecer.
El orgullo de la vida tienta a los hombres a pensar que tienen más seguridad de la que realmente tienen. Accederán impulsivamente a garantizar o avalar préstamos u obligaciones de sus amigos para cerrar un trato y parecer económicamente solventes. En terminología financiera, esta acción descuidada se denomina mala gestión de pasivos contingentes.
Como tienes fácil acceso a seguros baratos para cualquier bien o actividad, y como vives con mayor riesgo de lesiones (automóviles, por ejemplo), costos médicos muy altos y la amenaza de una epidemia sobre tu cabeza, también violas este proverbio al descuidar los seguros prudentes, especialmente el seguro de responsabilidad civil. La sabiduría de Dios es evitar la exposición innecesaria al perjuicio.
Salomón advirtió a menudo sobre el error de prometer pagar por otros (Pr 6:1-5; 11:15; 17:18; 20:16; 27:13), pues la situación puede sorprenderte con obligaciones inesperadas. Si te caen encima los acreedores, es posible que no puedas pagar (Pr 22:26-27). Habrás expuesto a tu familia a un riesgo innecesario. Avalar a alguien no siempre es incorrecto (cuando se hace por caridad, por ejemplo), pero debe hacerse con mucha prudencia.
¿Qué tan importante es esta advertencia para ti? ¿Qué advierten Dios y Salomón acerca de tu posible riesgo de pérdida o perjuicio? Si estás involucrado como aval de alguien o, de alguna otra manera estás expuesto al riesgo financiero, haz todo lo que puedas para protegerte este mismo día. ¡No te demores! ¿Cómo sabes que la adversidad no golpeará hoy? Sal de la trampa rápidamente. ¡Inmediatamente! ¡Ahora mismo!
Lector, ¿has prometido pagar las obligaciones de otros si ellos no lo hacen? ¿Has firmado conjuntamente algún préstamo? ¿Has prometido notarialmente que cubrirás algunas inversiones de otros? ¿Tu cartera de seguros personales está al día? ¿Permiso de circulación? ¿Seguro médico? ¿Deudas hipotecarias? ¿Está vigente el seguro de tu negocio? ¿Estás al día con todas tus obligaciones financieras? ¡Ponte al día, ahora!
Cualquier asunto de rectitud, verdad o sabiduría, debes tenerlo al día, o corregirlo de inmediato. David dijo: “Me apresuré y no me demoré en guardar tus mandamientos” (Sal 119:60). Esta es la acción celosa de todo verdadero hijo de Dios. ¿Es la tuya? La prisa es necia e incluso pecaminosa en situaciones que requieren precaución y sabiduría, pero es la única forma correcta de obedecer a Dios.
Si has pecado contra Dios, solo hay un momento para confesarte y arrepentirte: ahora mismo (Is 55:6-7). Si estás enojado con alguien sin una razón justa, deshazte de tu enojo antes del atardecer (Ef 5:26). El Señor Jesús dijo que olvidemos los actos de adoración pública hasta que corrijamos los problemas privados (Mt 5:23-24), lo cual es religión verdadera en toda la Biblia (Is 1:10-20; 58:1-12; 66:1-4).
No sabes lo que sucederá mañana, así que no planees para el mañana (Pr 27:1; Stg 4:13-17). El gobernador Félix fue condenado en su conciencia tras oír la predicación de Pablo, pero pospuso la decisión de convertirse a Cristo para cuando fuera más conveniente, lo que nunca sucedió (Hch 24:24-27). El rey Agripa dijo que casi estaba persuadido de convertirse a Cristo (Hch 26:27-29), pero la conversión nunca ocurrió.
Salomón advirtió que Dios juzgará de repente y sin remedio, si te resistes demasiado (Pr 29:1). El Señor Jesucristo juzgará con ira a aquellos que desperdicien la oportunidad de arrepentirse (He 3:7-19; Ap 2:20-23). Si tienes alguna convicción de pecado en tu vida sobre cualquier asunto, hoy y ahora es el momento de corregirlo. No duermas con eso. Resuélvelo antes del atardecer.
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